Su pregunta pareció haber removido algo dentro de él.
—Sí, tienes razón, Abigail. Es simplemente porque no quiero establecerme o comprometerme con nadie —dijo mientras la esquina de sus labios se curvaba hacia arriba.
Sin embargo, para Abi, sus palabras no eran convincentes. Él estaba mintiendo y por primera vez desde que lo conocía, estaba segura de las cosas que veía en sus ojos. Podía decir que había razones no contadas por qué, y se preguntaba qué podría ser. Lo que fuera debía ser algo grande porque no querer casarse era una gran decisión en sí misma.