El hombre golpeó a Horacio como loco, pero aún parecía estar enojado. Gritó a sus hermanos:
—¡Maldita sea! Si hoy no mato a este desgraciado, seré un inútil. ¡Dénle una paliza!
Al escuchar las palabras de su jefe, los demás inmediatamente se apresuraron y comenzaron a golpear y patear a Horacio. Los bates de béisbol y las barras de acero también golpearon el cuerpo de Horacio.
La escena era caótica y trágica.
Al ver lo mal que estaba golpeado Horacio, el hombre de la cara con cicatriz se acercó a Francis y amenazó fríamente:
—Tu compañero de clase es basura frente a mí. Si puedo encargarme de él así, también puedo encargarme de ti. Devuélveme el dinero rápido, o te convertirás en alguien como él.
Las manos de Francis no pudieron evitar temblar. Sin embargo, este desgraciado me está pidiendo 800,000 dólares por una prostituta. Solo invertí 400,000 dólares en el hotel... ¿Cómo puedo pagar tanto dinero?