—La lluvia debe haber sido demasiado fuerte y tapó la señal —guardó el walkie-talkie Sharon—. Hablemos cuando deje de llover.
—¿Quién sabe cuándo dejará de llover? —Melissa estaba un poco ansiosa—. El pronóstico del tiempo no decía que iba a llover hoy. ¿Por qué de repente está lloviendo tan fuerte?
—Quizás no te diste cuenta. El director ya nos habló de esto anoche, pero como te estás quedando en el hotel, no sabes sobre esto —explicó Sharon.
—¿Entonces por qué no me dijeron con adelanto si todos ustedes sabían sobre esto? ¡Al menos déjenme traer un abrigo grueso! Está lloviendo tan fuerte y hay un viento tan fuerte. Estoy usando tan poca ropa. ¿Y si me enfermo? —gritó Melissa.
—No puedes culpar a nadie más. Puedes culpar a tu gerente por no traer un abrigo, pero no puedes culparnos a nosotros —se apoyó contra la pared Sharon. Llevaba un abrigo grueso, por lo que no tenía nada de frío.
