—Dijiste que escribiste esta partitura, entonces ¿por qué no la tocas donde yo aún no he tocado? —Sharon inclinó su cabeza y miró a la mujer frente a ella con diversión—. No esperaba que Yvette fuera tan descarada y todavía me calumniara.
Viendo el disgusto en la cara de Sharon, Yvette sólo pudo apretar nerviosamente sus puños. Ella se quedó allí en un estado deplorable y miró hacia los jueces y al público.
Todo el mundo tenía una expresión muy interesante en sus rostros. Algunas personas se burlaban de ella, mientras que otras estaban llenas de desprecio por ella. Sin embargo, la mayoría de ellos todavía estaban conmocionados por este asunto.
—Yo, yo olvidé… —Yvette se sintió un poco culpable con la pregunta de Sharon—. Por un momento, no supo qué decir y sólo pudo responder suavemente.
La mirada de Quentin cayó sobre Sharon. Cuanto más miro a esta mujer, más me molesta. Había querido aprovechar esta oportunidad para hacerla fracasar, pero no esperaba que esto ocurriera.