"Me dirigía a la cueva de la luna. Agarré a Drago y lo aterricé en un claro. Miré a mi alrededor frenéticamente, todo estaba tranquilo. Ya no tenía mis poderes, pero estaba seguro de que la diosa de la luna estaba aquí e intentaba convocarla.
—¡Diosa de la luna! —rugí mirando a mi alrededor para ver si iba a aparecer—. ¡Necesito hablar contigo, es asunto urgente! —dije aún buscándola, pero no me sorprendió mucho cuando no recibí ninguna respuesta.
Agarré a Drago y lo miré, luego volví a mirar la cueva de la luna. —¿Todavía no vas a salir, eh? ¿Incluso si tienes una idea de lo que estoy a punto de hacer con tu preciada cueva de la luna? —Nuevamente no obtuve respuesta y eso me enfureció aún más.
—¡Tienes que mostrarte ante mí, diosa de la luna, porque ya no puedo convocarte, pero aún puedes hablar conmigo, no salgas o le diré a Drago que queme todo este lugar! —Le grité y me encontré con silencio. Riendo incrédulo exclamé: