Quedarme en la habitación todo el día me estaba volviendo loca, estaba aburrida como nunca. Yasmin y Aurora me traían comida todos los días y me mantenían al tanto de las últimas noticias, pero aún no era lo mismo. Ivan estaba ocupado con los miembros del consejo y también decidió que los gemelos se mantuvieran alejados de mí por un tiempo. Estaba aburrida y aunque me duela admitirlo, me sentía un poco sola.
—¡Debería estar allí fuera luchando, protegiendo el reino! En cambio, ¡estoy encadenada por algún maldito animal! —gruñí ante el pensamiento mientras tiraba fuerte de la cadena. Seguía haciendo eso cuando Ivan entró despreocupado. Mi ritmo cardíaco aumentó al ver lo increíblemente guapo que se veía, ¡incluso estresado! Hacía días que no lo veía.
—No tires tan fuerte, ¡te romperás la muñeca! —Ivan le dio una mirada severa al corte rojo que ya se formaba en mi muñeca.
—¡Sanaré! —le contesté.
—Eso no significa que no duela —me contradijo.