—Sentí que mi corazón se rompía en un millón de pedazos al ver al hombre frente a mí. Parecía mi esposo, pero no era mi esposo. Este hombre me miraba sin ningún rastro de reconocimiento en su cara. Las lágrimas rodaron por mis mejillas e Ivan simplemente continuó mirándome con una mirada vacía —se había ido—. ¡Lo perdí! ¡Había perdido todo! ¡Mi hogar, mis amigos, mi esposo, todo! ¡Todo por culpa de Ravenna! ¡Pero no iba a dejar que ella ganara! ¡No lo haría!
—Di un paso hacia él y alcancé a Ivan —Escúchame Ivan, tú eres... —antes de que pudiera decir otra palabra, Ivan ya me tenía por la garganta, cortando mis palabras.
—Ya te dije —Ivan gruñó bruscamente hacia mí—, ¡No. Debes. Decir. Mi. Nombre! —enfatizó mientras me miraba con sus ojos rojos encendidos.
—Yo... yo... yo... —logré balbucear todavía arañando sus brazos—, Ivan —finalmente logré soltar.