Todos se reunieron en la sala de estar la próxima mañana, podía sentir el peso del momento presionándome. Nuestros amigos ya habían oído la noticia de lo que le pasó a Caeden anoche y decidimos traer a Madea para que nos contara más sobre lo ocurrido.
Madea se plantó en el centro, sin saber cómo comenzar, dándonos a todos un momento para recoger nuestros pensamientos. Tomé una respiración profunda, sintiendo la mano de mi esposo sosteniendo la mía, su brazo envuelto protectoramente alrededor de mí.
La tensión en la habitación era palpable, emanando en olas que parecían arremolinarse a nuestro alrededor. Madea se aclaró la garganta antes de hablar.
—El joven príncipe ha sido marcado —anunció Madea.
Nadie dijo nada porque todos lo sabíamos. Ivan y yo ya los habíamos informado ayer y todavía estaban impactados y confundidos pero no podíamos ofrecerles más explicación porque estábamos igualmente confundidos.