Al día siguiente me desperté ya sabiendo la decisión que tenía que tomar para sobrevivir en este lugar. Salí del castillo buscando a Kiran, lo encontré en el campo de entrenamiento donde me dijeron que estaría. Estaba limpiando su espada con un trapo y sonreí al acercarme a él.
—Bueno, bueno, bueno, mira quién es —Kiran dijo mirando hacia arriba desde su espada.
Le sonreí en saludo. —Hola Kiran.
—Te ves bien —Kiran observó pasando sus ojos de arriba abajo por mi cuerpo pero no de una manera espeluznante—. Escuché lo que pasó entre tú y mi madre y lamento que hayas tenido que pasar por eso. Ella puede ser un poco perra cuando quiere.