La miré con una mirada aburrida antes de observar la figura en la cama que aún tenía la sábana tirada sobre su cabeza. —¿Y quién demonios es ese?
—¡No es asunto tuyo! —me espetó.
—Quienquiera que seas, tienes cinco segundos antes de que quite la sábana de tu cabeza —advertí—. Uno... dos... tres... ¡no me hagas llegar a cinco! —agregué con un poco de amenaza en mi tono.
Arqueé una ceja cuando la sábana bajó lentamente revelando el cabello castaño rizado que pertenecía a un chico de piel oscura que me sonrió apenado. Eché una mirada a Aurora, quien me miró con los ojos en blanco. —¿Y quién es este?
—Carlton Langmore, su alteza, hijo de Lord Frank Langmore —dijo el chico con timidez.
Le rodé los ojos antes de volver a mirar a Aurora. —¿En serio?
—¿Qué? —preguntó Aurora cruzándose de brazos de manera defensiva.
Suspiré cansado. —Bueno, al menos no es un asesino psicópata. ¡Ahora lárgate!