—¿Es porque he hecho demasias cosas malas en mi vida que Dios ha decidido tratarme así? —Lila sollozó dándole la espalda a Mason—. No lloraba a menudo... Incluso durante sus momentos más duros, nunca se había derrumbado de esa manera. Pero, descubrir que temporalmente no podía tener hijos la hizo llorar dolorosamente. Lloró tanto que le empezó a doler la garganta.
Mason se acostó en la cama a su lado y la abrazó confortadoramente, —Nunca has hecho nada malo. Si Dios fuera a castigar a alguien, me castigaría a mí, no a ti. No pienses demasiado en ello por ahora, no es tan grave como crees. Podemos arreglarlo. Podemos tomarlo con calma.
—Pero...