Cuando Annie se enteró de este arreglo, inmediatamente se quitó los guantes quirúrgicos y fue a la oficina del jefe del hospital.
—Jefe, he decidido. Ahora tengo un hijo, así que no puedo trabajar en el campo de batalla.
—Annie... en realidad eres una doctora altamente cualificada. No soporto verte irte, pero...
—Jefe, no es necesario que se ponga en una posición difícil —dijo Annie mientras sacaba su carta de renuncia y se inclinaba agradecida—. Antes de que el jefe pudiera responder, Annie se dio la vuelta y salió de la oficina.
De hecho, en el pasado había encontrado muchas oportunidades para dejar el hospital militar, pero debido a Shiloh, nunca siguió su sueño. Ahora que todo estaba en su lugar, se aferró naturalmente a la oportunidad de avanzar en su carrera.
Por supuesto, Annie no le dijo nada de esto a Zeke. Después de pasar tres días en casa con Shiloh, finalmente recogió su currículum en el cuarto día y asistió a una entrevista en el Hospital de Pekín.
