—¿De verdad debes hacer esto? —El corazón de Zane dolía...
—No quiero que mi familia te exprima —dijo Lana con certeza—. Luego extendió su mano derecha—. Me liberaré de mi familia. Deséame suerte.
—Si tienes alguna dificultad en el futuro, no dudes en buscarme —Zane tomó una profunda respiración y finalmente asintió con la cabeza mientras estrechaba la mano de Lana.
—No quiero molestarte... —Después de hablar, Lana se fue lo antes posible; si se quedaba más tiempo, temía que se arrepentiría.
Ella sabía que Zane era un gran chico. Pero, el problema era que ella no había entendido completamente a su familia.
Después de dejar a Zane, Lana se arrodilló en el suelo y lloró durante bastante tiempo. Pero, también se recordó a sí misma que desde ese día en adelante, iba a hacer todo lo posible por rechazar la participación de su familia en su vida. Iba a ganarse su respeto y a tomar el control.
De otro modo, nunca volvería a tener citas.
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