—¿Cómo... conoces a mi madre? —respondió Chad—. Por cierto, necesito advertirte que no confíes tanto en tu tía.
Erin no pudo decir una palabra. Simplemente estaba preocupada por su madre. Percibiendo su ansiedad, Chad aceleró su coche y se apresuró hacia la Residencia Su.
Para evitar sospechas, Chad no acompañó a Erin a la casa; simplemente esperó afuera por si Erin necesitaba su ayuda. Nunca imaginó que después de vigilarla durante tanto tiempo, su primer conversación sería por su madre.
Erin no tuvo tiempo de cuestionar a Chad ya que se dirigió directamente al dormitorio de su madre. Al abrir la puerta del dormitorio, encontró a su madre tendida en el suelo y a su tía abogada pisándola.
—¿Qué estás haciendo? —Erin gritó enfurecida a su tía.
La mujer no esperaba que Erin regresara en ese momento, por lo que apareció un gesto de pánico en su rostro.
—Erin, ¿por qué has vuelto?