—¡Estaba destinado a soportar la soledad por el resto de su vida! —lamentó Braydon.
—¡Por eso Neal se preocupaba por aquellas personas antiguas!
—¡Deseaba poder haber nacido en la misma época que el Primer Emperador y poder luchar contra él con su espada!
—¡Deseaba poder tener un enfrentamiento con el Emperador Hansworth!
—¡Deseaba poder beber con el campeón Bernard Hughes!
—¡Estos eran todos los lamentos que tenía!
—¡Quién dijo que Braydon no tenía lamentos!
—¿Qué pasó con el Marqués Campeón después de eso? —preguntó Taran Reynolds.
—¡Solo usó tres días para abrir la segunda puerta del pináculo! —respondió Braydon.
Braydon se detuvo y se dio la vuelta. Miró a Taran con calma y le explicó que si la puerta al pináculo se rompía, aún se podía abrir una segunda.