—Esta fue la orden de Braydon Neal.
—Wendell Johnston escupió un puñado de sangre y colapsó —era otro tipo que murió con agravios.
—Braydon había dado la orden de matar.
—Westley Hader giró y gritó fríamente a la entrada del salón —Frodo Lance, transmite mi orden a la guarnición de la Ciudad Dragón. Ármense y sellen la Plaza de los Héroes!
—Los artistas marciales de familias poderosas que causen problemas en la Ciudad Dragón son considerados rebeldes y serán asesinados sin piedad!
—Westley sonrió débilmente.
—Su tono era muy ligero, y sus palabras estaban llenas de ternura.
—Pero era una terrible orden para matar.
—Esta generación de soldados despiadados del ejército del norte era cada uno más malvado que el último.
—Sonrió mientras daba la orden de matar —quizás, esto es lo que era una persona verdaderamente despiadada.
—Fuera de la puerta, el Dios de la Guerra Frodo cerró los puños y gritó —¡Sí, señor!