El hombre de sesenta años bloqueó los ataques de los dos jinetes.
Los ataques desde dos direcciones hicieron que el anciano en sus sesentas no se atreviera a ser descuidado. Se concentró en enfrentar las dos espadas frías.
La feroz batalla duró menos de cinco segundos antes de que le cortaran el brazo izquierdo al anciano.
La herida era tan profunda que se podían ver los huesos, y la sangre salpicó por todas partes.
¡Hizo que su cuerpo temblara ligeramente!
¡Solo este defecto era suficiente para ser fatal!
El tercer jinete que había estado escondido, avanzó con una espada fría en su mano izquierda.
Les tomó menos de medio segundo cruzar una distancia de trece metros.
La espada fría atravesó las costillas del anciano, y la hoja atravesó su corazón.
El hombre de sesenta años sintió como si hubiera sido golpeado por un violento temblor. Escupió un poco de sangre mientras miraba al jinete que estaba a su lado.
¡Sus ojos parecían no querer aceptarlo!