Una imagen nítida se materializó, mostrando un arca negra que se asemejaba a una hoja, extendiéndose miles de kilómetros de longitud, atravesando el oscuro abismo del cosmos como una bestia colosal en movimiento.
La imagen pasó sin interrupción, proyectándose directamente al interior de la sala de estar de la nave estelar.
Dentro de la proyección, un hombre de mediana edad con cabello negro, adornado con una armadura morada, desprendía un aura digna mientras inspeccionaba la sala.
Los tres esclavos del alma, aunque presentes, no captaron su atención.
—¡Todos los esclavos del alma de la Sala de las Almas N.º 788 saludan al Maestro Bilal Yarbro! —dijeron Beckham Jovel, Issac Irwin y Carlisle Jaynes inclinándose respetuosamente.
—Pueden retirarse —ordenó Bilal con un sutil movimiento de su mano, instando al trío a salir sin protestar.