Reflexionando sobre los acontecimientos de los últimos días, Braydon Neal habló con una exhalación fría —¡Isla del Santo Demonio!
La hostilidad de la Isla del Santo Demonio hacia él era palpable, y Braydon sentía el peso de su enemistad.
A pesar de su estado actual debilitado, albergaba un profundo resentimiento hacia ellos.
Aun así, sabía que su fuerza aún no era suficiente para enfrentarlos directamente.
Sin embargo, imaginaba un futuro en el que ascendería al poder y se vengaría de la Isla del Santo Demonio, relegando incluso a la familia Stone a un segundo plano.
El enfrentamiento entre la Isla del Santo Demonio y la familia Neal ya estaba marcado en piedra.
Observando la preocupación de Kohen Neal, Carlisle Jaynes buscó tranquilizarlo.