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—¡Braydon! —Los ojos del joven emanaban un aura ancestral.
Cuando hablaba, parecía como si conversara con el cielo y la tierra.
Despacio, repitió:
—Braydon.
—¿Antepasado? —Remington Neal y los demás se inclinaron en reverencia.
—¡Antepasado! —El asombro de Jaromir Neal se reflejaba en el de los demás.
El antepasado de la familia había ocultado un fragmento de su esencia espiritual dentro del grupo y los había acompañado.
—¡Señor! —reconoció Braydon Neal.
—¿Eres reacio a reconocer tu linaje? —El joven suspiró—. Pasemos a un lado para conversar. Jaromir, deberías unirte a nosotros. Tu presencia tranquilizará a Braydon.
De hecho, este anciano poseía una aguda perspicacia del corazón humano.
Braydon, fusionado con el alma remanente y los recuerdos del Decimotercer Maestro, confiaba inherentemente en Jaromir.
Con Jaromir a su lado, Braydon se sentía tranquilo.
El trío se apartó.
El joven antepasado continuó suavemente:
