Braydon Neal lo miró con una leve sonrisa. —Lucian, ¿no estás destinado en el desierto del norte? ¿Qué te trae por aquí?
—Ha ocurrido un incidente en la capital. El Gran Secretario Lowe solicitó que te informara —respondió Lucian Cross, proyectando imágenes a través de su reloj.
En la pantalla apareció la puerta sur de la capital, donde se había reunido una vasta multitud.
La masa de gente era densa, probablemente superando los 100,000 individuos.
En medio de la multitud, se podían contar más de diez mil cabezas, creando un mar de cuerpos bulliciosos con ruido y actividad.
Su objetivo colectivo era evidente: buscaban entrar en las ruinas decimosextas.
La naturaleza otrora secreta de las ruinas había disipado a lo largo de los años, particularmente debido a las frecuentes despliegues del Ejército del Norte allí.