—¿Ni siquiera puede dedicar un momento a sus propios hijos? —La frustración de Harold Sage era palpable.
Como tío del niño y hermano biológico de Heather Sage, se sintió menospreciado por la indiferencia de Braydon Neal.
A pesar de que los niños habían alcanzado su primer cumpleaños, Braydon ni siquiera había conferido un título a Heather.
Harold interpretó esto como un desprecio flagrante por el estatus de la familia Sage.
—Lo que él está emprendiendo es de la mayor importancia —respondió Heather con voz suave—. Si tiene éxito, podría elevar la influencia de Hansworth a alturas sin precedentes, posicionando a nuestra nación en la vanguardia del escenario mundial.
—Con éxito o sin él, todavía te debe —persistió Harold, su ira inalterada.
Mientras tanto, la pequeña niña se mantenía al borde de las lágrimas.
Heather escogió no detenerse más en ello.
Solo ella entendía el predicamento de Braydon.