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—El comandante parece inexperto —observó Braydon Neal mientras se dirigía al frente, posando su mirada sobre Koku Msiza.
Los 100,000 jinetes inclinaron sus cabezas en saludo a su líder.
—La fuerza oponente parece haber abandonado la idea de defender Machusa hasta la muerte y ahora está enviando activamente tropas para enfrentarnos. Si ese es el caso, podemos minimizar nuestras bajas durante el asedio —comentó Braydon.
—He traído 3,000 guardias imperiales conmigo. Nos uniremos a la lucha y haremos todo lo posible para eliminar a los expertos enemigos, reduciendo así nuestras propias pérdidas —añadió.
Braydon entendía que en las batallas entre artistas marciales hábiles, la presencia de un experto podía llevar a bajas significativas.
Con la fuerza de un experto del pináculo, decenas de miles de soldados podrían caer en solo quince minutos en el campo de batalla.
Por lo tanto, tenía que estar vigilante.
