—¿Te vas a casa del trabajo? —Los brillantes ojos de Ginny Neal estaban un poco decepcionados.
—Braydon Neal frunció un poco el ceño y rió entre dientes—. Ginny, ¿qué quieres jugar? Continúa. Todavía faltan dos horas para que terminen su trabajo.
—Señor, puede que lo recuerde mal. Cerramos a las cinco de la tarde —El empleado le recordó amablemente.
—Logan Hall se marchó en silencio y se dirigió directamente al edificio de oficinas del parque de atracciones.
—¿Este descendiente de la família Larson era bastante audaz —Se cuestionaron—. ¿Ni siquiera le importaba el equipo de Preston?
Sin embargo, en la oficina del presidente, un hombre en sus cuarentas, Jerry Larson, se quitó las gafas y estiró la espalda cansado, gritando, —Gerente Lawson, ¿es hora de cerrar el parque?
—Sí, presidente. También debe cuidarse usted. Alguien nos acaba de pedir que retrasemos el cierre del parque de atracciones por dos horas —El Gerente Lawson acaba de recordar esto.
