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Francamente hablando, incluso Braydon Neal no podía mantenerse tranquilo ante la idea de la vida eterna.
Los artistas marciales pasaban sus vidas persiguiendo un poder que superase a otros seres vivos, y buscaban extender su vida con el aumento de su nivel de cultivo.
Un emperador podía vivir 700 años.
Ahora, eso era un concepto alucinante.
La gente común en el mundo exterior afirmaba que alcanzar los ochenta era raro; consideraban que vivir tanto tiempo ya era haber tenido una vida larga. Sin embargo, los emperadores marciales podrían vivir 700 años, una edad que la gente común ni siquiera se atrevería a imaginar.
Y sin embargo, incluso los emperadores albergaban deseos. Si a un emperador se le ofreciesen 7,000 años más de vida, aceptaría sumisamente ser un esclavo. La vida eterna era una oferta que nadie podía rechazar.
Braydon regresó al Hotel Zinno. Sus ojos brillaron. —Luke, empaca tus cosas. Nos vamos esta noche —dijo de forma decisiva.
