Los descendientes de los dioses poseían un estatus elevado en las ruinas.
—¿Cómo podría ser pobre?
Cuando el pequeño tonto dijo eso, Takiyah Zakwe sintió que los dos hermanos eran bastante humildes.
—Quizás era el descendiente de los dioses más humilde que Takiyah conocía.
—¿Por qué los descendientes de los dioses no pueden cazar bestias espirituales? Los dioses gobiernan el mundo humano, y todos los seres vivos se inclinan ante ellos. A los ojos de los dioses, los artistas marciales en las ruinas son como bestias espirituales —dijo Takiyah.
Las palabras de Takiyah eran aún más desalentadoras.
—¿En el ojo espiritual de los dioses, los artistas marciales en las ruinas eran considerados iguales a las bestias?
—¿Era esto tratar a todos los seres vivos por igual, o tratar a todos los seres vivos como hormigas?
—¡Probablemente estaba más inclinado a lo segundo! Dios era elevado, supervisando todas las cosas y gobernando el mundo.
