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—¡Su fuerza era verdaderamente extraordinaria!
Braydon Neal se sentía cada vez más incómodo con las amenazas del hombre de ropajes verdes, especialmente considerando que era el padre de Sadie Dudley.
Anticipando numerosos problemas por delante, Braydon no podía deshacerse de estos pensamientos.
Mientras estos pensamientos persistían en la mente de Braydon, una voz indiferente cortó el aire, diciendo:
—Niño, aparta tus pensamientos dispersos. No me afectes.
—Braydon: ¿???
En este momento, Braydon estaba indignado.
—¿Cuántas voluntades había dejado ese molesto hombre vestido de verde en su abertura espiritual?
—No muchas, solo tres o cinco —el hombre de la túnica verde respondió con calma.
—¡Sal de mi abertura espiritual! —La expresión de Braydon se volvió fría.
El hombre de la túnica verde mantuvo su compostura.