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Luke Yates secretamente dejó la plataforma, queriendo bajar y salvar a Farron Sampson.
Braydon Neal levantó la mano y agarró la nuca de Luke. —¡Quédate quieto! —dijo fríamente.
—¡Hermano!
El pequeño tonto se debatía salvajemente y tiró de la mano de Braydon con todas sus fuerzas, tratando de liberarse y salvar a Farron.
Braydon ignoró a Luke y dio un paso adelante. —Farron, admite la derrota —dijo suavemente.
Fue una frase ligera.
Pero atrajo la atención de todos los artistas marciales presentes. Todos miraron al Braydon de túnica blanca en la plataforma alta y luego a Farron en el tercer anillo.
¿Admitiría la derrota?
Todos los artistas marciales observaban.
Farron estaba parado en el escenario, apoyado en la espada del Ejército del Norte. Se levantó con dificultad y jadeó pesadamente. Miró a Braydon en el escenario y sonrió, mostrando sus dientes blancos. Su rostro estaba cubierto de sangre, pero su sonrisa era sincera.
Alzó la cabeza y gritó:
