Ray continuaba observando subrepticiamente la sección VIP de la casa de subastas. Por lo que podía ver, parecía que cada miembro que llegaba entregaría algún tipo de tarjeta negra a los guardias. Una vez recibida, los guardias procesarían la tarjeta en una máquina.
Pero antes de que pudieran dar un paso hacia adelante para entrar, se les pediría que colocaran sus manos sobre algún tipo de cristal. Solo después de que se hicieron estas comprobaciones finalmente se les concedió permiso para entrar. Mientras Ray continuaba observando
Vio que muchas personas pasaron las primeras comprobaciones, pero parecía que la comprobación final era mucho más valiosa que las anteriores.
La bola a menudo no se iluminaba y, si esto sucedía, no se permitiría el ingreso de la persona. Ver la bola de cristal sin encenderse le trajo malos recuerdos a Ray cuando era niño. Recordó cuando un viejo mago le había dicho en aquel entonces que no podría usar magia.
