El pequeño pueblo que una vez parecía tranquilo ahora estaba cubierto en sangre negra. Todas las entrañas de las arañas habían explotado y estaban en el campo.
—¿Lo hiciste tú, Van? —preguntó Bliss.
Pero Van no respondió, en cambio, permaneció con ambas manos extendidas, temblando por lo peor que estaba por venir.
Entonces de repente un puño salió y golpeó la mejilla de Van directamente, golpeándolo fuerte y enviándolo al suelo.
—¡¿Qué crees que estás haciendo?! —gritó Bliss.
—Este chico —dijo Blake de pie sobre él—. Podría haber hecho eso desde el principio, podría haber salvado las vidas de los otros dos estudiantes.
Bliss odiaba ser la única en estar de acuerdo con Blake, pero lo que dijo era cierto. Si Van era capaz de hacer algo así, entonces ¿por qué esperó hasta ahora para usarlo?
Sin embargo, el golpe no afectó mucho a Van, se levantó del suelo y miró a todos.
—Tenemos que correr, salir de aquí, todos, yo me quedaré aquí.
