Cuando Ray despertó, notó que su entorno era diferente al que recordaba.
—¿No es esto la bodega?
Ray estaba en una habitación grande y lujosa decorada con varias pinturas y adornos. Cuando miró hacia abajo, notó que estaba debajo de sábanas de seda, un lujo que solo los ricos podían permitirse.
—Ray, ¿ya despertaste? —dijo Gary—. Solo quédate acostado, estás a salvo aquí por ahora, pero lo primero que debes hacer, Ray, es cubrir tus brazos.
Ray miró sus brazos y notó que su habilidad de transformación había desaparecido. Ahora sus manos mostraban marcas de escamas y aletas en los lados de sus antebrazos. Ray usó de inmediato su habilidad de transformación y les devolvió la apariencia humana.
Gary miró hacia otro lado, pero Ray pudo notar que su curiosidad dentro de él lo estaba matando.
—Quieres saber, ¿verdad? —dijo Ray.
—¿Qué yo? Claro que no —dijo Gary nervioso.