Aunque Jack no reconoció a la mujer por su apariencia, cuando ella pasó caminando, sí reconoció su olor. Era la misma persona que estaba en la taberna con Berg. La persona que había apostado con Gary por la espada.
—Me pregunto qué estarán haciendo aquí.
Aunque Jack no era de los que se movían sigilosamente, su curiosidad pudo más que él. Hizo todo lo posible por avanzar sin ser visto y finalmente encontró un buen lugar para ocultarse.
El único problema era que había un guardia en lo alto vigilando. Jack esperó hasta que el guardia miró en la dirección opuesta y luego corrió lo más rápido que pudo. Jack estaba ahora justo debajo del guardia, apoyándose en la pared del puesto de avanzada, ubicado a la vuelta de la esquina de las personas con capas que habían conocido en la taberna.
—Ja, espera hasta que Gary se entere de esto —pensó Jack—, parece que tampoco soy tan malo en esto de moverme sigilosamente.