Dentro de la habitación grande había un total de diez mesas que tenían un cuerpo humano encadenado a ellas. Los cuerpos estaban en horrible estado y no tenían vida. La mayoría tenía marcas de moretones en los tobillos y manos. Mostrando que habían luchado con fuerza para liberarse, hasta el punto de causarse heridas.
Tejón y Perezoso intentaban hacer todo lo posible para no vomitar. El olor que emanaba de la habitación era fétido. Solo Ray y Jack fueron capaces de examinar los cuerpos de cerca.
—Parece que estaban tratando de realizar algún tipo de cirugía —dijo Ray.
—¿A qué te refieres? —preguntó Gary, quien había quitado su fajín que estaba atado alrededor de su cintura y se lo había puesto en la boca como una especie de máscara.
—Bueno, si te fijas bien, a cada uno de ellos le han extraído el corazón.