El hombre había aparecido en la habitación de la nada. Como si su cuerpo hubiera surgido de la sombra misma. Mientras caminaba por el suelo, sin ningún crujido ni el más mínimo sonido, era como si caminara sobre el aire. Finalmente, el hombre se detuvo y miró fijamente a Ray.
Se detuvo y miró fijamente a Ray durante un minuto hasta que comenzó a murmurar algunas palabras. Lentamente, oscuras sombras comenzaron a arrastrarse y envolver el cuerpo de Ray de la cabeza a los pies. Para Ray, todo parecía un sueño mientras en la vida real estaba siendo lentamente asfixiado.
Ray podía sentir algo que le estaba ocurriendo a su cuerpo, pero su mente no despertaba. Algo le estaba asfixiando y era abrumador. Le recordó a Ray cuando vio al ser divino, un poder similar pero a la vez completamente diferente.
—Ray, corre —dijo el hombre.