Chereads / Renací como un vampiro en otro mundo capaz de controlar la mente / Chapter 51 - Capítulo 51 – La despedida de Camila parte 1

Chapter 51 - Capítulo 51 – La despedida de Camila parte 1

En el calabozo de la mansión una figura vestida de sirvienta se había presentado. Los guardias la vieron, pero no detuvieron sus movimientos. 

Esta mujer había estado viniendo todos los días bajo las órdenes de Merlín. Al tener permiso del señor mismo los guardias la dejaban pasar libremente e incluso esperaban verla todos los días debido a su excelente figura. Los pechos de Camila nunca paraban de moverse con su caminar amenazando con romper la tela de su traje de sirvienta. 

-     Oye. Mira esos senos. Podría morir feliz y sin arrepentimiento si meto mi cabeza en ellos.

-     Como quisiera pasar una noche con esa mujer.

Los guardias discutían las cosas sucias que le harían a Camila y como Merlín era un afortunado de poder disfrutarla. Por otro lado, Camila caminó recto sin importarle nada. Durante toda su vida había recibido esos tipos de comentarios y no le iban a empezar a importar ahora. 

Su objetivo era la misma celda a la que acudió durante toda esta semana. En ella se encontraba un hombre esposado a la pared completamente pálido y con ojeras. Esta persona no fue otra que Damián el ex prometido de Camila. 

Merlín lo había encarcelado y privado de comida y agua. Un guardia se encargaba de darle agua una vez cada tres días. Esta fue una tortura que Merlín planeó con mucho detalle. Quería romper su mente y aumentar la corrupción mental con la única finalidad de matar a este hombre. Por supuesto que Camila desconocía este detalle.

Camila no quería verlo. Sentía que traicionó sus sentimientos al engañarlo con otro hombre. Ahora incluso era proactiva con su violador. Ella no debería sentir esas cosas por un tipo que la trataba mal. Aun así, hubo momentos buenos en donde él le ayudaba o la trataba con gentileza. 

La mente de Camila estaba tan trastornada por las pequeñas palabras de Merlín que ya no sabía cuáles eran sus verdaderos sentimientos. Incluso ahora mal interpretó la verdadera intención de darle permiso para visitar a Damián. 

Ella pensó que Merlín vio sus preocupaciones por sí Damián todavía seguía vivo. Encima le dio permiso para que conversara con él y le contara lo que hacía a diario con él. Claro que no le dijo la parte en que Merlín se alimentaba de ella. Solo le explicaba sus tareas domésticas y sus actos en la cama.

Damián nunca le respondió o miró a la cara. Ya no sabía dónde se había ido su dulce e inocente Camila. No se atrevía a ver el rostro de la persona que una vez fue su amada prometida. 

Privado de comida y agua no quería malgastar sus fuerzas en hablar con ella. Aun así, cada palabra que salía de su linda boca rompía en pedazos su corazón. Ambos fueron amigos de la infancia, se criaron juntos y compartieron diversos momentos. 

Aun recordaba a la pequeña Camila que lo llamaba hermano mayor.

-     Hermano. En esta vida solo estaré contigo. Cuando seamos grandes por favor cásate conmigo.

-     ¡Si! ¡Lo hare! 

Esas palabras fueron el detonante para encender una tormenta de amor entre los dos cuando eran niños. Cuando él le juró que la tomaría como esposa la joven Camila que en ese momento tenía el cabello corto al hombro y le faltaba un diente sonrió y derramó lágrimas de felicidad. Ese día ambos se dieron su primer beso. 

La sensación de sus suaves labios nunca desapareció de su mente, aunque lo intentara. Estos fueron los recuerdos que lo atormentaron cada vez que escuchaba a esta mujer frente a él. 

-     Damián.

-     ¡Cállate!

Damián ya no pudo soportarlo más. Había recibido la visita de esta mujer a diario. Al principio creyó que sería fácil odiarla. Pero, aunque lo intentó no pudo. La amaba demasiado para siquiera pensar en ello. Su figura, voz y forma de ser estaba grabada en cada célula de su cuerpo. 

-     Damián por favor… solo…

-     ¡No! ¡Ya no puedo más! ¡Veté! 

El silencio se armó en el espacio subterráneo alumbrado únicamente por antorchas. Incluso la charla de los guardias se detuvo.

-     Solo. ¡Déjame explicarte!

-     ¡Me lo has dicho todos los días! ¿¡Te diviertes torturándome!? ¿No es por eso por lo que vienes? ¡Tus palabras me hieren más que la tortura a la que soy sometido!

Sin esperar respuestas Damián siguió hablando.

-     ¡Te diviertes siendo su puta todos los días! ¡No hay nada más que decir! ¡Nuestra relación terminó!

Lagrimas cayeron por el rostro de Camila. Ella lo hizo para protegerlo de Merlín. Ella tuvo que sacrificar su cuerpo todos los días en contra de su voluntad. Hoy era la fecha de la boda programada y solo quería verlo una vez más. Nunca esperó que él nunca la escucharía y en su lugar la llamaría puta todas las veces que hablaba con él.

Ella no era una prostituta. Solo ha estado con un solo hombre en su vida y eso era sin su consentimiento. Durante años estuvo guardando su preciosa primera vez para el hombre frente a ella. Sin embargo, él no se atrevía a verla como si fuera la cosa más asquerosa del mundo.

Sus palabras eran duras y le destrozaban el corazón. Tampoco le podía decir toda la verdad ya que violaría la orden de Merlín. Ahora ambos estaban mirando al piso y llorando en silencio. 

Sin poder hacer nada más Camila se arrodilló en el piso ensuciando su vestido de sirvienta. No tenía el coraje para hablar más y sus lágrimas se habían convertido en una cascada. 

Damián también estaba en una situación similar. Cada promesa que se hicieron recorría su mente torturándolo lentamente. El tener que terminar esta relación, que duró toda su vida, fue la decisión más difícil que haya tomado. 

No quería hacerlo. En su mente solo pudo culpar a Merlín maldiciéndolo múltiples veces.

-     Todo es tu culpa. Si no fuera por ti yo estaría felizmente casado con Camila.