Los guardias inmediatamente me reconocieron y temblaron en su lugar.
- Mi… Mi… Mi señor. Perdón por no reconocer a su exaltado tú.
Ambos guardias se arrodillaron el piso y nos dejaron pasar.
- Lleven a estas mujeres donde el curandero. Son víctimas de los goblins. Las salvé durante mi viaje de casa.
Los dos guardias se llevaron la carreta. Por lo que me dirigí hacia el grupo de cuatro.
- ¿Van a ir directo a la mansión?
Las mujeres se miraron y dijeron.
- Primero iremos al gremio de aventureros tenemos que reportar este incidente.
- Yo… Yo me voy a mi casa.
Las tres mujeres se sorprendieron y voltearon a ver a Samantha con sorpresa. Ella tembló mucho.
- Yo… Ya no quiero ser una aventurera.
Sus palabras eran comprensibles al saber por lo que pasó. Así que no la presioné. Le di una moneda de oro y le dije que descanse por un par de días. Su cuerpo fue afectado por la inanición después todo ese tiempo que estuvo encerrada.
Finalmente se despidió y se marchó. Las otras tres mujeres se miraron con rostros apagados.
- Bueno. Resulta que también tengo que ir al gremio para reportar esto. Así que vayamos juntos.
En el gremio de aventureros la recepcionista fría nos recibió le comentamos lo que sucedió y como lo manejé. Asintiendo dejó el mostrador y se fue a un lugar. Lo único que nos dijo fue que esperemos aquí. Al regresar dijo.
- El maestro del gremio desea verlos.
Fuimos conducidos por la recepcionista a través de un pasillo hasta una habitación. En el interior se encontraba un hombre de mediana edad que vestía un traje formal. Si esto fuera la tierra lo confundiría con un asalariado.
No podía recordar que en el juego alguien usara traje. Aun así, la vista fue algo nostálgica. Todavía recuerdo las pocas veces que usé un traje para conseguir empleo.
- Bienvenidos. Por favor tomen asiento.
La recepcionista preparó té para todos y luego se fue. El hombre me miró fijamente y después de un tiempo empezó a hablar.
- Melina me contó todo. Al parecer el señor de este territorio a tenido un gran talento. Sin embargo, déjeme advertirle que no puede declarar falsos testimonios. Debe de presentar una prueba de la subyugación.
Sin molestarme por sus palabras saqué la bolsa que cargaba y de él extraje un cristal verdoso.
- Este es el núcleo del hobgoblin y dentro de esta bolsa están los cristales de los otros goblins.
No quería perder más tiempo en este lugar. En mi mansión aun me espera una princesa y mis tres adorables juguetes.
El maestro del gremio revisó el núcleo con cuidado y luego lo tazó como hizo la recepcionista anteriormente. Después de un tiempo asintió complacido.
- Disculpe mi rudeza. Soy Mark Stark el encargado de esta sucursal del gremio.
El hombre se presentó formalmente esta vez. Esta gente en el gremio era muy descortés. Ni siquiera sabía el nombre de la recepcionista si Mark no lo hubiera dicho.
- Dejemos la charla ociosa para otro momento. Convierta esos núcleos en puntos. Estoy cansado luego de pelear todo el día.
Mark entendió mi molestia y no se demoró mucho.
- Señor debo de decir que sus habilidades son excepcionales. En esta ciudad no tenemos aventureros tan capaces como usted.
El hombre me entregó mi tarjeta del gremio mientras continuaba alagándome. Ahora el color de mi tarjeta cambio de bronce a un tono metálico gris.
- Felicidades por subir al rango de hierro.
Miré absorto al maestro del gremio. Sabía que, aunque entregara estos núcleos aún me faltarían puntos para ingresar a este nivel.
- Sé lo que quiere preguntar. Considere esto como una promoción anticipada. Su habilidad califica como aventurero de rango hierro por lo que usé mi autoridad para promoverlo.
Ya que el maestro del gremio mostró algo de sinceridad decidí quedarme un poco más. Todos tuvimos una agradable charla donde las chicas contaron todo lo que pasó en la cueva. Aunque no pudieron ver nada podían inferir debido a los ruidos. Tuve que responder como pude ver en la oscuridad, pero eso se solucionó cuando dije que era mago.
- Tú… ¡Tú! ¿¡Como te atreves!?
En el interior de la casa una furiosa Alejandra me esperaba. Estaba histérica pero solo hizo pucheros. Por el momento la ignoré y le di órdenes a las criadas para que acomodaran a Luna y a su grupo.
La tasa de corrupción de la princesa alcanzó un 60% mientras estaba afuera. Ahora podía poner mis planes en marcha al apoderarme de ella.
Este largo día finalmente terminó. Mientras tanto en la ciudad ya se estaba armando un alboroto por la noticia de que derroté a una villa goblin por mi cuenta.