Han pasado 2 meses desde aquel incidente en el pueblo. Mi vida ha ido bastante bien con la familia Linor. Los días son tranquilos y rutinarios, pero agradables.
Cada mañana me levanto temprano para ayudar a Mira en la tienda. Es divertido atender a los clientes, comprendo por qué siempre veía a Mira tan feliz cuando la veía trabajar aquí.
Por las tardes, Althea (la mamá de Mira) se encarga de la tienda hasta el cierre. Nunca noté lo increíble que era el parecido entre Mira y su mamá, ambas con el mismo tono de pelo, ojos cafes, una voz agradable y, sobre todo, una gran sonrisa.
Después de la tienda, Alaric (el papá de Mira) me da clases sobre el uso de la espada. Siempre quiso ser aventurero, quería cazar monstruos y tener grandes historias que contar, por eso aprendió a manejar la espada y un poco de magia básica.
Un día se me acercó cuando estaba solo en la tienda y me susurró al oído: "Si quieres a mi hija, tendrás que ser más fuerte. Ven al patio de la casa después de trabajar", con una sonrisa interesante, podría decirse.
En la primera clase, exploramos los niveles de espadachines y sus diferentes técnicas. Me sorprendió saber que existían cientos de métodos para usar una espada, cada uno con diferentes posturas. Una técnica curiosa era la de portar una espada en cada mano y una en la boca, sin duda algo increíble, pero la que yo aprendería sería la técnica pasiva, perfecta para iniciar.
En cuanto a los rangos, descubrí que hay 5 niveles: aprendiz, guerrero, maestro, campeón y Leyenda. Cada uno de ellos tiene 3 subcategorías, novato, intermedio y avanzado. En estos 2 meses, logré ser aprendiz avanzado en el manejo de la espada. Aunque no soy un experto, al menos tengo más talento que en la magia.
Terminando la clase, suelo salir al pueblo con Mira. A veces compramos cosas, otras veces vamos a las típicas fiestas en el centro del pueblo y, en ocasiones, simplemente paseamos mientras reímos y hablamos. El pueblo está iluminado y lleno de personas amistosas que conocemos desde hace tiempo.
El día de hoy, Mira y yo salimos a comprar ingredientes para la cena. A lo largo del camino, las luces parpadeantes de las tiendas iluminaban la calle, y la gente se apresuraba con sus propias tareas mientras se escuchaba gente pasándola bien, creando un ambiente animado y acogedor.
Mira parecía nerviosa, como si estuviera ocultando algo, así que directamente le pregunté. "Mira, ¿estás bien? Te noto nerviosa." "S-sí, todo está p-perfecto", dijo con su clásica sonrisa, aunque esta vez era diferente, claramente estaba nerviosa.
Después de comprar los ingredientes, nos dirigimos hacia la casa para ayudar con la cena. Llegamos a la casa, la verdad es que era bastante grande. Estaba hecha de ladrillo, tenía dos pisos con tres habitaciones y una gran sala. Justo de ahí comencé a oír un poco de ruido. Era como si mucha gente estuviera hablando al mismo tiempo y nadie entendiera nada.
Cuando abrí la puerta, me quedé impactado al ver a tanta gente gritando: "¡Felices 15 años, Leo!" ¡Wow! había olvidado por completo mi cumpleaños.
Atrás de mí oí a Mira decir: "¡Muchas felicidades, Leo! Es increíble que estés con nosotros".
Me quedé impresionado, no sabía qué decir. Había tanta gente del pueblo que había venido a celebrar mi cumpleaños.
"¡Muchas gracias, de verdad, muchas gracias por todo!" dije, mientras una lágrima salía por mi ojo derecho.
Althea y Alaric se acercaron a abrazarme. Alaric me dio unas palmaditas en la espalda y dijo: "¡Leo, ya eres todo un hombre, jajaja! ¡Cuida bien de mi hija, eh!" eso ultimo sonó mas como una amenza de un padre sobreprotector pero lo dijo tan fuerte que Mira lo oyó y lo regañó en voz baja.
Con eso, la fiesta dio comienzo. Había bebidas, comida, postres y juegos. Toda la noche fue increíble. Alaric se emborrachó y Althea lo llevó a su habitación después de hacer un gran espectáculo de magia para todos lanzando brillos y luces por doquier, fue realmente asombroso.
Yo, por otro lado, estuve la mayor parte del tiempo con Mira hablando, aunque también fui con más personas. Me encontré con la señora que vende pan, también un joven aventurero que siempre está en el pueblo y hasta hablé con el borracho del pueblo, que, como siempre, así terminó. Incluso me encontré con el chico que se había perdido hace unos meses y al que ayudé, creo que se llamaba Midol.
Cuando ya todo el mundo se iba Mira me dio un regalo. "Leo, ten este pequeño regalo. Espero que te guste", dijo sonriéndome.
Cuando lo abrí, mis ojos se iluminaron poco a poco. Al parecer, era un amuleto de la suerte como el que le iba a regalar a mi abuelo, solo que este era blanco.
"Me recordó a tu pelo, por eso quise dartelo", dijo sonrojada.
Me conmoví por su gesto y le dije: "Muchas gracias, Mira. Te prometo que no me lo quitaré".
Con eso, la fiesta concluyó y yo me fui directo a mi habitación, ya que tenía demasiado sueño después de esta gran fiesta.
Antes de irme a la cama, la casa se iba quedando en silencio poco a poco. Mientras estaba acostado, pensaba en lo que quería hacer en el futuro. Aunque seguía decidido a vengar a mi abuelo, me sentía perdido sobre cómo hacerlo. No era muy habilidoso en la lucha y tampoco quería dejar a la familia Linor, que me había brindado tanto amor y apoyo.
Mientras luchaba con estas preocupaciones, me repetía a mí mismo que necesitaba tiempo para pensar detenidamente en mi próximo paso. La sonrisa cálida de Mira y la amabilidad de su familia me recordaban lo mucho que significaban para mí. A pesar de todo, la determinación de vengar a mi abuelo seguía ardiendo dentro de mí.
Con estos pensamientos en la cabeza, me sumergí en un profundo sueño.