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Chapter 160 - Cita imprevista (I)

Al día siguiente, las gemelas traen el manual de Hoja fantasma. Es el mismo para espada y daga, así que no han tenido que coger dos. En su lugar, han traído el de lanza.

Song las abraza y las despeina. Ellas se quejan. Pero un ligero rubor demuestra que están más avergonzadas que enfadadas. El de Liang puede esperar. Debido a su cultivación, está un poco detrás de las demás. Por no hablar de que tiene que practicar con el arco y con las flechas. A veces juntos, a veces separados. Todavía le falta para empezar con las técnicas.

Las gemelas han dicho que se pasarán en unos días por la zona de entrenamiento. Viene el instructor de arco. A ver si pueden oír algo.

Tienen manía al de dagas. Entre otras cosas, porque ni siquiera las miró. Claro que se supone que están en la etapa cuatro. Bueno, en la cinco. Oficialmente, han decidido subir hoy. Es decir, ocultan una etapa menos.

Lo han hecho en menos de un año. Eso las hace estudiantes prometedoras. Si lo consiguen varias veces seguidas, podrían ser promocionadas a estudiantes internas. Ya decidiremos si vale la pena o no.

A Shun habrá que buscarle otras técnicas. Con un cetro, una técnica similar a Bastón fantasma no tiene mucho sentido. Aunque si la de Extensión de qi. Ayudaría a protegerla.

Para Hong, con el hacha a dos manos, quizás. Aunque me temo que gastará aún más qi que en nuestro caso. Quizás haya más adecuadas.

De todas formas, para las dos es muy pronto. De hecho, Hong a duras penas levanta el hacha.

Bronceada me ha mirado con los ojos muy abiertos cuando le he hablado de Puño fantasma. Le permite ganar rango. Poder golpear desde la distancia. Proyectar sus golpes. Sin duda, está deseando tenerla. Pero primero, ha de dominar los fundamentos.

Se puso a estudiar Golpe Celestial demasiado pronto. No puede avanzar más en el dominio de la técnica porque su dominio de qi no es suficiente. Está trabajando en ello. Le he prometido que, si se porta bien, se la traeré cuando llegue el momento. Por ahora, tiene trabajo que hacer.

A Wan, simplemente no le interesa nada que no sea alquimia o sexo. Bueno, quizás exagero un poco. Juega con Wei y con Terror. A veces con Rayitas, aunque menos. Y las chicas la arrastran de vez en cuando fuera de sus prácticas de alquimia.

Lang simplemente seguirá la estela de Shi. A no ser que encuentre algo más adecuado.

Hai, algo parecido, aunque su espada sea más grande. Por ahora, también le queda por dominar los fundamentos.

A Rui le van bien de momento las técnicas de las gemelas. Y Ning… Bueno, ahora está entrenando superponer varios escudos de qi. No es excesivamente entusiasta. Al menos, no intenta escabullirse. De hecho, se esfuerza. Aunque sea solo para pedir un premio.

Por otra parte, la dureza de la piel de los que practicamos el Cuerpo Yin Yang es cada vez más patente. Agradezco que, a pesar de ello, siga siendo suave. Deliciosamente suave. Me encanta acariciarlas.

También los músculos han mejorado. Más resistentes. Más fuertes. Aunque no lo parezca desde fuera. Puedo notarlo. En mí y en ellas. No sé cuánto ayudó en mi intercambio de movimientos con Ga Gui. Sin duda, se sumaba al qi para hacer mis golpes un poco más potentes.

Sé que puedo seguir endureciéndolos. Refinarlos una y otra vez. O pasar a los órganos internos. Que es lo que estoy empezando a hacer. No importa mucho el orden. En lo que se use, mejora. Es una técnica bastante agradecida.

Sin duda, soy el que está más avanzado. Al principio, lo comprendieron más rápido. Sin embargo, ellas están limitadas a su Yin. Yo puedo reunir varios Yin de las que no lo practican. Una actividad de lo más placentera.

Ahora estamos intercambiando nuestras primeras impresiones con las técnicas.

–Gasta mucho qi, pero se puede practicar con menos. Solo hay que limitar el tamaño de Extensión de qi por ahora, hasta que lo controlemos mejor– sugiere Yu.

–Lo mismo para Lanza fantasma. Se puede limitar la distancia y bajar el poder. De esa forma, podemos trabajar en dominarla, malgastando menos qi– también propone Song.

Oh, bueno, ahora que lo dicen… Tienen razón. Como puedo recuperar qi con facilidad, ni me había preocupado. Aunque es cierto que, incluso recuperando, gasto demasiado. Si les hago caso, podré practicar más.

–En extensión de qi, creo que es importante comprimir el qi justo después de soltarlo– añado.

–Oh, ya veo. Se nota que alguien ha malgastado un montón de qi practicando– me critica Song, sacándome la lengua.

–Ja, ja. Pobrecito. Aun que se esfuerza. Ten un poco de piedad– se ríe Shi.

–Si quiere piedad, que me dé un beso. Si no… Mmmmmm.

¿Quería un beso? La he cogido por sorpresa. Le está bien por burlarse de mí. Me encanta recorrer su precioso pecho. Pinchar su pezón. Mientras saboreo su lengua con la mía.

–¡Ay!– me quejo.

Me ha mordido. Me mira sonriendo. Se tira sobre mí. Me coge las manos. Nos besamos de nuevo. Se separa y me mira con una sonrisa satisfecha. Relamiéndose.

–¡Eh! ¡Yo tampoco voy a tener piedad!– exclama Yi.

Al final, las beso a todas. Bueno, algunas son ellas quienes me besan.

Song se queda un rato abrazándome por la espalda. Pegada a mí. Noto dos bultos presionándome sensualmente. Su dulce aroma invadiendo mi nariz. Se muestra cariñosa para "compensar el mordisco". Aunque no tengo la sensación de que se sintiera muy culpable. Suele usar ese tipo de excusas cuando simplemente quiere mostrarse más tierna. Le gusta que la mimen más de lo que suele querer reconocer.

Las demás se turnan en darme de comer. Unas con ternura. Otras bromeando. Me han tapado los ojos para que no pueda ver qué como. Han estado haciendo pruebas.

–Esa es quizás demasiado dulce. Un poco de postre está bien. Demasiado acaba siendo empalagosa– emito mi juicio.

–Se veía venir. A Yi le encanta– se burla Yu.

A Yi le gustan las cosas muy dulces. Yu tiene cierta predilección por lo picante.

–Pues dentro de poco te tocará una de las de Yu. Suerte. Ya sabes como son sus gustos…– me amenaza Yi, metiéndose con su hermana.

De hecho, tengo que pedir agua un rato después. Mientras ellas se ríen. Está más picante de lo que esperaba. ¿De dónde lo han sacado? Bueno, nos solemos separar en el mercado. Supongo que allí. O puede que las gemelas lo consiguieran por su cuenta.

Aprovechan que estoy vendado para mimarme. Besarme. Tentarme. Entre bocado y bocado. La mayoría me los dan boca a boca. Aunque no habrá sexo hasta la noche. Quizás me desahogue con Ning luego.

—————

Un día después, estoy volviendo a la cabaña. Ya he acabado de copiar por hoy. Quizás podría pasarme a ver a Di Tao. A Follar su culo. Y absorber qi de la etapa dos. Estará en su cabaña encerrada. Sin querer salir para no ver a su prometido. Aunque no es la mejor hora. Alguien podría verme. Podría crearle problemas. Mejor por la noche, como siempre.

De repente, alguien me agarra. Me tapa la boca. Me arrastra hacia un portal. Su qi es mucho más denso que el mío. Pero no están permitidas peleas en medio de la secta. Así que, tras la sorpresa, empiezo a revolverme. Si quiere hacerme algo, lo forzaré a llamar la atención.

–Espera, Kong. Soy yo. Ye Bi. Perdona que haya sido tan brusca. Tengo que pedirte un favor– me detiene una voz conocida.

Me suelta. Me mira, quizás sintiéndose avergonzada, culpable, como una niña traviesa. Es la que quiere reclutarme para hacer talismanes. Y ha venido alguna vez al evento de peleas. Aunque solo para ver. Su cultivación es demasiado alta para nuestro evento.

Ha deslizado la capucha hacia atrás. Mostrando su pelo verde. ¿Estaba escondiéndose? No entiendo nada. No somos tan íntimos. Ni tampoco enemigos.

–¿Qué es todo esto? ¿Qué es eso de un favor?– pregunto. No sé si debo sentirme enfadado.

–Bueno… Primero de todo perdóname. Si te llamaba, podía llamar la atención. Mi sombra me estará buscando. Es muy pesado– se queja.

Suspiro. Me da un poco de pena. Supongo que se refiere al estudiante que me avisó de que me alejara de ella. Se ve que la sigue a todas partes.

–No ha sido nada. Me has asustado un poco, pero ya está– reconozco, perdonándola.

Sin duda, ha sido un buen susto. Aunque tampoco hay para tanto. Ella sonríe. ¿Cómo enfadarme con esa sonrisa?

–Gracias. Verás… Si no tienes nada importante que hacer, ¿podrías acompañarme al mercado que hay afuera? ¡Te compensaré! Prometí no ir sola. Supongo que padre quería decir que fuera con el pesado ese. Pero mi promesa fue ir con alguien más. Mis amigas hablan demasiado, no puedo fiarme de que lo guarden en secreto– me pide.

Mi mira fijamente con sus ojos verdes. Bueno, supongo que puedo acompañarla. Además, me cae bien. Cuando vino a ver las peleas y conoció a mis pervertidas, no las discriminó. Habló con ellas sin prejuicios. Y me gustaría pedirle más talismanes.

–¿Ahora?– pregunto.

–Si puede ser…– responde, casi suplicando con la mirada.

–Vamos.

Me cubro también el rostro. Caminamos hacia la entrada de la secta. Ella mira hacia todos lados. Está tensa. De repente, me coge del brazo con fuerza.

–Disimula. Es él– susurra.

Está entre asustada y excitada. Como una niña haciendo una travesura temerosa de que la pillen.

–Tranquila. Sé natural. Haz como si habláramos de algo– propongo.

–¿Disimular como si hablara? Ya veo. Quizás es más fácil si lo hacemos. Dime, ¿cuántas amantes tienes?– me pregunta con curiosidad.

Casi me atraganto con mi propia saliva. La miro sin saber qué decir. No es una pregunta que se debiera hacer así como así.

–Tenía curiosidad– me saca la lengua –. Los rumores van de cuatro a diez.

La gente habla demasiado. ¿No tienen nada mejor que hacer? Es imposible que me hayan visto con diez "amantes". Aunque, la realidad es que son más. No es algo que pueda reconocer.

–La gente exagera. ¿No tienen nada mejor de qué hablar?– me quejo.

–Ji, Ji. Sabes, has sido la comidilla de los últimos días. "Un esclavo da una lección a Ga Gui en un duelo a muerte". Muchos no lo soportan. Aunque ya no seas esclavo, lo dicen así para humillarlo. Hay rumores que hiciste trampa. Otros que le perdonaste la vida. Y claro, también salen todo tipo de cotilleos sobre ti. En algunos, eres más alto, más guapo y más musculoso. Je, je– se interesa.

–¿No tienen que cultivar…?– gruño.

–A la gente le gusta distraerse. Cotillear de los demás es una de las aficiones favoritas– ríe ella –. ¿Qué pasó en realidad?

–No demasiado. No fue un duelo, solo un intercambio de golpes. Él me provocó y el instructor de bastón prácticamente me forzó a aceptar. La verdad es que simplemente no estaba a la altura. Yo solo tengo un dominio básico de los fundamentos. Se supone que él más, pero en realidad aún le falta incluso para empezar con los movimientos básicos. Presumía cuando lo que tiene que hacer es practicar. Al final, hizo el ridículo él solo– lo resumo.

–¿Eso es todo? ¿Y lo de que hizo un ataque letal usando el qi de la siguiente etapa?– pregunta.

–Como exageran… Es cierto que hizo un ataque con qi de la etapa dos. Supongo que le dolía en el orgullo. Pero no era tan letal. Y, aparte del qi, el ataque era más bien defectuoso. Solo tuve que desviarlo. Después de eso, me salí. No valía la pena continuar– le explico.

Me giro hacia ella. Se ha quedado callada. Me está mirando con los ojos muy abiertos.

–¿Qué?– le pregunto.

–Nada. Eres bastante humilde, ¿verdad? Me gustaría haberlo visto– declara.

–Es solo la verdad. Preferiría que la gente hablara de otra cosa. No quiero que me ocasione problemas– afirmo resignado.

–Je, je. Ga Gui hubiera estado encantado en tu posición. Explicaría la "batalla épica" cada vez más exagerada. Y tú solo quieres que dejen de hablar. No os parecéis en nada. Bueno, él parece ser que es bastante creído. Mejor que no os parezcáis.

–Lo hemos dejado atrás– cambio de tema.

–¡Ah! ¡Ya lo había olvidado! ¡Vamos!

Es un poco distraída… También bastante alegre. Resulta agradable hablar con ella. Aunque saque el tema de mi "duelo a muerte". Supongo que no puedo sino resignarme. Más que interesarse por mí, lo deben de hacer para ridiculizarlo. Espero que Ga Gui no me odie aún más.

Salimos de la secta y no tardamos en llegar al mercado. Sus ojos brillan, mirando a todos lados. La miro un tanto sorprendido. Ella se da cuenta. Se sonroja.

–Siempre que me acompañan no me dejan comprar y mirar lo que quiero, ¿vale? Es la primera vez que voy sola– confiesa, inflando un poco sus mejillas. Intento no reírme.

–Pensaba que te estaba acompañando– hago como que me quejo.

Ella se ríe. Me coge de la muñeca.

–¡Vamos!– me arrastra tras de ella.