Chereads / Cultivación prohibida (+18) / Chapter 60 - Asalto en la noche (I)

Chapter 60 - Asalto en la noche (I)

Se mueven en la noche. En silencio. No les sorprende mucho encontrar el escudo en la entrada de la cueva. Lo rompen.

–Esto los alertará. Id con cuidado– dice uno de ellos.

–Si han estado escondidos y esperando, es que han encontrado algo valioso. Y no se atreven a luchar con nosotros. Serán presa fácil. Y más con el veneno– dice otro.

Algo lanzan al interior. Debe de ser ese veneno del que hablan. Se van a encontrar con una sorpresa.

–Mierda, hay otro escudo. Avancemos los que hemos tomado el antídoto. En cuanto destruyamos el segundo escudo, son nuestros.

Son quince. Cinco se quedan fuera. Son los de nivel seis y siete. Lo que no saben es que los estamos observando desde atrás. Escogimos esta cueva porque tenía dos salidas.

Yi, Yu, Shi, Rui y yo nos acercamos en silencio. Le tapamos la boca mientras les apuñalamos. Tenemos dagas de sobra para todos. A mí me cuesta cuatro puñaladas rematarlo. A Rui probablemente le ha bastado con una. Guardo los cuerpos. Ha salido bien, no hemos hecho ruido. Estaría bien entrar por detrás, pero ese gas parece peligroso. Con Detectar qi, me aseguro de que no haya nadie más alrededor.

Esperamos un rato. Salen tres. Dos que están en la nueve y uno en la ocho. El de la ocho parece un poco mareado. Arrastran a otros tres consigo. Lo otros cuatro deben de haberse quedado dentro.

Ellos no son los únicos que saben usar gas. Hemos puesto del de dormir dentro del escudo. Ha salido bien. En cuanto lo han abierto, les ha afectado. Parece que no ha sido suficiente para los de la nueve. ¿Quizás si se hubieran quedado más? Al ver a los suyos caer, han debido salir antes de tiempo.

–Maldita sea. Nos han tendido una trampa. ¿Qué era eso? Estoy un poco mareada– dice una que está en la nueve.

De repente, atacamos. Song y Lang a por el de la ocho. Shi y las gemelas a por la de la nueve. Yo al otro de la nueve. Rui esperando entre las sombras. Liang escondida con Ning.

Bloquea mi ataque. Se nota que tienen experiencia. Probablemente más que nosotros. Pero son menos. Y la poción para dormir les ha afectado. Bloqueo su espada y me da una patada. Gracias a Armadura Interior, no siento casi dolor. Pero me hace retroceder. También ha esquivado con facilidad la flecha de Liang.

Contra Shi y las gemelas, la que está en la etapa nueve tiene problemas. Es más poderosa, pero lucha contra tres. La acosan desde los tres ángulos. Tienen ventaja, pero no se pueden confiar. Es peligrosa.

Shi ataca con una espada. Su enemiga bloquea con un hacha y contrataca con la otra. Justo en ese momento, ataca Yi. Nuestra enemiga se ve forzada a girarse para desviar el ataque hacia ella. Yi retrocede. Yu entonces lo intenta. Ahora es su rival quien retrocede. Libera la otra hacha e intenta alcanzarla. Pero Shi la presiona. Su desventaja es clara. Pero un momento de distracción nos puede costar caro.

Song ataca con la lanza. Si bien cojea, su lanza tiene largo alcance. Y su rival está mareado. Apenas logra bloquearlo. Y no ve a Lang. Le clava las dos espadas por la espalda.

–¡¡¡Aaaaaaaargggh!!!

–¡¡Li!!– exclama mi adversario.

Intenta zafarse de mí, atacar y correr hacia él. Demasiadas cosas a la vez como para percatarse del ataque furtivo de Rui. Consigue girarse, pero aun así le clava una daga en el brazo. Furioso, intenta atacarla. Pero ella ya se ha escondido. Y yo le ataco de nuevo. Esta vez le cuesta más bloquear. Su brazo está herido.

Song le ha clavado la lanza a su enemigo tras el ataque de Lang. Cae. Las dos van a apoyar a las otras tres. Lang un poco por detrás. Es más débil e inexperta.

El alcance de la lanza de Song resulta un nuevo problema para nuestra enemiga. No puede contratacar con otras tres rodeándola. Solo bloquear o esquivar.

Lang se une, amagando con atacar. Pero al final no se acerca. Aunque consigue llamar su atención. Song ataca justo después, junto con las otras tres. Todas a la vez. Esta consigue esquivar a Song y bloquear a Shi.

Hace un medio arco hacia atrás con la otra hacha. Desesperada. Intentado intimidar o alcanzar a las gemelas. Pero Yi se ha agachado. Y Yu se medio interpone en el camino. Con sus dos dagas semibloqueando el ataque. Su función es entretenerla.

Yi le clava una daga en cada talón. Y las deja clavadas. Tiene otras dos. Su enemiga se desploma. La desarman e inmovilizan rápidamente. Las gemelas la atan. El resto viene a mi encuentro.

Mi enemigo está herido y furioso. Y más cuando ve a sus compañeros caídos. Es culpa suya por atacarnos. Pero no puede permitirse distraerse. Es algo superior a mí, pero no por mucho. Tengo un corte, pero es superficial. Y Rui está acechando. La segunda vez que ha atacado, ha conseguido esquivarla por poco. Además de las flechas de Liang. No tienen mucho efecto, pero lo distrae un poco.

Finalmente llega Shi, atacando directamente. Él se tira para atrás, esquivándola. Sin perderme de vista. Aun así, ataco. Y Rui aparece. Ahora lo acosamos entre tres. Además de que está herido en un brazo. Pero no nos apresuramos. Hasta que llega también Song.

Imbuyo el bastón con qi y lo atacó a la altura de la cintura. Con la trayectoria de una semicircunferencia. Es fácil de leer y bloquear. Incluso de esquivar hacia atrás. Pero allí está Shi. Se lanza hacia ella, intentando alejarse de mi ataque. Song lo ataca desde el lado. La punta de la lanza hacia su cabeza. Se ve forzado a desviarse. Y Rui aprovecha para alcanzarlo de nuevo.

Es un corte no muy profundo. Ha logrado esquivarla. Igual que Shi a él, con la Danza de la garza. Diría que él también usa algún tipo de habilidad.

Pero me está dando la espalda. Le golpeo con la punta del bastón. De ser una lanza, le habría hecho un agujero. Golpea algo duro. Tiene algún tipo de armadura. Eso lo protege parcialmente. Pero el golpe con qi lo desestabiliza y empuja.

Song le clava la lanza en el hombro. Shi le atraviesa la mano. Yo golpeo su cabeza. Rui le clava la daga en el ojo. Hasta el fondo. Cae sin vida.

Atamos a dos estudiantes dormidas. Están en la etapa siete. El otro estudiante no despertará nunca.

Entramos con cuidado en la cueva. Nuestros rostros tapados con ropa húmeda. Como hacemos los esclavos cuando quemamos basura. Rong va delante. Por si acaso. Hay cuatro estudiantes más. Nos traemos a la chica. A los otros los rematamos. Guardo sus cadáveres.

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–Habían robado a muchos– se asombra Liang, revisando sus anillos.

Tienen cinco. Supongo que algunos los habían robado. Están bastante llenos. Hay un montón de pieles. Wang se alegrará de que también hay bastantes plantas. Y parece que las chicas han obtenido algunas armas nuevas. Shi ha cambiado una de sus espadas. Y las gemelas un par de sus dagas. Lo que le da a Rui las que han descartado. Hay también alguna píldora, ropas y objetos varios. Nada que parezca excepcional.

Yo me estoy follando a la estudiante en la etapa nueve. Se niega a hablar. Solo queríamos saber si había alguien más. Está estirada bocabajo. Sus manos atadas hacia atrás. Con un cojín bajo su estómago para levantar su culo. Es un buen culo. Y no tiene mal cuerpo.

Es un pena que tenga que morir. Está en mi misma etapa. Aunque se sometiera, no puedo llevármela. Le estoy absorbiendo el qi. Aunque no puedo recuperarlo todo. Ha gastado bastante en su pelea. Estaba casi al límite.

Las otras tres están desnudas y atadas. Les dan un estimulante. Es el vapor de una planta. Siguiendo las indicaciones de Wan. No tardan en despertarse

–¿Qué es esto? ¿Qué ha pasado?– pregunta una de ellas.

–Sois nuestras prisioneras. Si os sometéis, si sois nuestras esclavas, si sois buenas, viviréis. Si no, moriréis– les anuncia Song.

–Y una mierda– se niega una de ellas.

–Mmmm. ¡¡MMMMmmm!! ¡¡¡Mmmmmm!!!– se oye un poco más allá.

–¿Qué es eso? ¡Liu! ¿¡Qué le estáis haciendo!?– exclama otra.

–Se la está follando. Tranquila. Pronto os llegará el turno– dice Shi.

–Ni hablar. No vais…

–¿Y como piensas evitarlo?– pregunta Shi.

Se retuercen. Pero no pueden liberarse. Si no se habían dado cuenta, ahora ven que están desnudas.

–Malditos. ¡Soltadnos! ¿¡Con qué derecho!?

–Con el mismo con el que nos queríais matar– interviene Liang.

Acabo de absorber el qi. Salgo de ella. Me levanto.

–No ha querido someterse. Acaba con ella– ordeno.

Rui le clava una daga en el corazón sin miramientos. Las tres prisioneras se quedan sin habla. Aterradas. Me pregunto si será suficiente para someterlas.

–Ahora os voy a follar. Si os sometéis a mí, viviréis. Si no, moriréis.

Las tres están atadas contra estacas clavadas en el suelo. Bocarriba. Piernas abiertas. Penetro a la primera inmediatamente. No está mojada. Pero mi miembro está lubricado de la anterior. Y primero le añado un poco de lubricante extra.

Tiene buenos pechos. Su tacto es suave. Son blanditos. Su tamaño por debajo de Lang. Aprieta los dientes. Le doy algo de placer

–¿Y bien? ¿Serás mi esclava? ¿Serás mía?– le pregunto.

–¡Aaah! ¿Donde está mi hermano? ¡Ah!

–Todos los que iban con vosotras están muertos– les informo.

Podría mentirles, pero no duraría mucho esa mentira. Me escupe.

–¡Jamás!

–Una pena. Es un desperdicio.

Absorbo su qi. Estaba llena. Pero solo está en la siete. No me da ninguna pena. Seguro que han matado a unos cuantos. Y nosotros éramos los siguientes. Así que no desperdicio más qi para darle placer. Por poco que sea. Aunque no por ello dejo de disfrutar de su cuerpo. De violar a quien quería matarnos. Me permito correrme en ella.

La miro una última vez. Hay odio en su mirada. Y alguna lágrima. Solo tenemos unas horas de tiempo. Pruebo con dolor. Con torturarla con qi. Pero su reacción es negativa.

Shi y Song la apartan y amordazan. La van a matar. Pero primero practicarán con ella. Con un objetivo vivo. Para comprobar lo que saben de los puntos vitales. De los huesos. De lo que tarda en morir.

Liang se estremece un poco. Tiene un corazón demasiado tierno. Pero también ha visto y sufrido mucho como esclava. Miro a las otras dos.

–Vete a la mierda. Mátame ya. Has matado a Liu. Y a Li. Nunca seré tuya– se expresa una.

–Los habéis matado… No os perdonaré nunca…– solloza la otra.

–¿Y que habéis hecho vosotros con otros? ¿Qué ibais a hacer con nosotros?– interviene Yi.

Ellas se callan y apartan la mirada. Saben que tiene razón. Pero no siento la más mínima señal de que puedan someterse. Por lo menos, voy a acabar de recuperar el qi gastado. Y a practicar un poco más Armadura. Después, tendrán una última oportunidad.

La siguiente tiene el pelo azul, suelto y largo. Sus pechos son más bien pequeños. Como Shi. Y tiene más carne que músculo. La llevo al límite del orgasmo. Se niega a gemir.

–Si eres mía, te dejo correrte– intento tentarla.

Ella ni siquiera me mira. No hay la más mínima señal de que vaya a lograr someterla. Es un pena. A pesar de ello, la mantengo al límite. Por si cambia de opinión. Su cuerpo vibra a cada embestida. Su vagina se aprieta involuntariamente. En cierta forma, es cautivador tenerla bajo mi dominio. Si no fuera porque pronto va a morir.

Me corro en ella. La lleno. Se vuelve a estremecer. Pero no llega al orgasmo. Me acerco a su oído.

–Última oportunidad.

Intenta morderme. No es suficientemente rápida. Recibe una bofetada de Yi. Con su hermana se la llevan. No estaban convencidas de usar un blanco vivo. Parece que han cambiado de idea.

Penetro a la última. Se tensa. Es delgada. Sus pechos parecen más prominentes debido a ello. Cabello corto y verde. Ojos marrones que me miraban con odio. Ahora ya no se atreven a mirarme. Llora. No consigue darme lástima. Ni siquiera porque fuera virgen. No entiendo porque le dan importancia. Pero quizás pueda aprovecharlo.

–Soy tu primer hombre. Así que eres mía.

–¡Nunca!

Parece que no funciona. Había oído que para algunas era importante. Que incluso se sometían a sus violadores. Bueno, tampoco sé si es verdad. O si es raro. Las esclavas ya son esclavas de entrada. No tienen más remedio que obedecer. Que someterse. Y no he tenido mucha relación con otras hasta hace poco.

Sus pechos rebotan. Se muerde el labio. También la llevo al límite. Pero sin dejarla correrse. No se rinde. Noto odio. Nada más. Quizás con más tiempo podría someterla. Pero no hay más tiempo. Tampoco el dolor ha funcionado. Con ninguna de las tres.

Dejo que Rui practique con ella. No apunta a sus puntos vitales al principio. Queriendo comprobar lo que ya sabe. Un brazo se inmoviliza al atravesar un nervio. Se queda sin respiración poco después. La remata con una última puñalada certera. Hasta el final, no se ha rendido. Supongo que para algunos sería digno de elogio. En realidad, nadie lo sabrá. Y a nosotros no nos importa.

Miro hacia las otras dos. También están muertas. Decidimos avanzar, aunque sea de noche. No debe de haber bestias peligrosas. Y hemos eliminado a los que bloqueaban el camino. Tenemos que comprobar si quedan más atrás. Y cruzar antes de que lleguen otros.