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Chapter 43 - Perseguidos

Tras descansar un rato, hago que Ning quite el escudo. Luego me meto por el túnel. Despacio. Con la lanza al frente. Escuchando. Detectando qi. No hay nada.

Me asomo con cuidado. Lo único que encuentro es sangre y pelo manchado. Un poco más allá, más sangre. No se oye nada. Llamo a las chicas.

–Por el tamaño de las manchas, diría que han muerto tres o cuatro hienas. No es tan grande para ningún oso– sugiere Liang.

–Hay manchas de sangre hacia allí. Alguno de los osos debía de estar herido– supone Yu.

–O se han llevado a las hienas muertes– la contradice Yi.

–Esas manchas no parecen de hienas– protesta Yu.

–Esas sí– la vuelve a contradecir Yi.

–¿Por qué no lo vais a comprobar?– interviene Song, suspirando.

–Id con cuidado. No os acerquéis mucho– les pido, preocupado.

Ellas asienten y se van. No sé por qué se han sonrojado. Los demás avanzamos. Casi no quedan de los fragmentos que pusieron como trampa. Y algunos están ensangrentados.

–Hay huellas de las hienas retirándose. Esperemos que no se hayan quedado cerca– interviene Shi.

Hay huellas. Y varios rastros de sangre. Las gemelas no tardan en volver.

–Hay al menos un oso herido. Puede que más. Están bastante alerta. Quizás nos han oído. Será mejor salir cuanto antes– explica Yu.

–Y estaban devorando una hiena– añade Yi.

No es que esta última información sea muy importante. Supongo que es para remarcar que ella también tenía razón. Como sea, mejor nos damos prisa. Parece que las hienas se retiraron después de unas bajas.

Subo por la colina con Yi. El resto han vuelto a la Residencia. Ella va por delante. Un oso sale de la cueva y mira en nuestra dirección. No parece que quiera perseguirnos.

–No me mires mucho el culo– se burla –¡Ay!

Le doy un cachete. Muy suave. Jugando. Ella se queja, siguiendo el juego. Pero eso es todo lo que nos permitimos. Enseguida se borra la sonrisa de su rostro. Concentrada y atenta. También es muy atractiva así. Me quito de la cabeza esos pensamientos. Uso detección de qi para evitar algunas presencias débiles. Seguramente son insectos. O pequeñas serpientes. Pero podría haber alguna venenosa.

Desde la cima de la colina tenemos una vista de toda la zona. Y de lo que hay más allá. No hay rastro de las hienas. Por ahora. Llamo de nuevo al resto.

–Según el mapa, este debería ser casi el límite del territorio de las hienas. Hemos de cruzar este bosque para llegar al Puente de Piedra. No debería haber ninguna manada dominante como aquí, pero sí varios con la fuerza de la etapa siete. Y algunos de la ocho. Puede que alguno de la nueve– explico.

He repasado el mapa con Rong. No creo que me haya mentido. Si yo muero, no sé que le pasaría a ella, pero le he dicho que moriría. Diría que me ha creído. De todas formas, solo me ha dado algunos datos extras. Lo demás está en el mapa.

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Sigo con Yi. A este lado, el bosque tiene un aspecto diferente. Hay más humedad. Y es más denso. Hay bastantes insectos. Por suerte, son insectos normales. Un poco de qi es suficiente para mantenerlos apartados. Aunque eso nos hace más detectables.

Nos hemos escondido de un alce rojo. Tenía una peligrosa cornamenta. No sé si no nos ha detectado o nos ha ignorado. Su fuerza es comparable a la mía. Lo que significa que difícilmente podría vencerlo. No soy suficiente bueno en combate. Con todos podríamos. Pero no vale la pena correr el riesgo. Simplemente ha seguido su camino. Supongo que no es carnívoro, aunque nunca puedes estar seguro. Su comportamiento puede cambiar a medida que se hacen fuertes.

Una serpiente me ha atacado. Por suerte ya la había detectado. Y Yi le ha clavado una daga. Parece venenosa. La guardo por si en el futuro es útil.

Un poco más tarde escuchamos un chillido. Y el bosque se silencia por un momento. Es un pájaro bastante grande. Y poderoso. Puede que sea equivalente a alguien en el reino del alma. Es una de las razones por las que recomiendan no estar en espacios abiertos. En las zonas marcadas, sería muy raro encontrar a bestias de ese poder. La excepción son las que vuelan. Por suerte, el bosque nos protege de ellas.

De todas formas, nos quedamos quietos hasta que se va. Yi muy apretada a mí. Yo no puedo evitar estrujarle el culo. Por desgracia no podemos permitirnos mucho más.

–Luego seguimos– me besa, sugerente.

–Es una promesa– me gano su sonrisa.

Seguimos atravesando el bosque. Hay muchas plantas que podrían ser valiosas, pero no sabemos distinguirlas.

Atravesamos un pequeño riachuelo. Yi se pone a jugar en el agua. Y se resbala.

–¡Yi! ¿Estás bien?

–Ay… Sí, ayúdame a levantarme… ¡Ay!

Parece que se ha torcido el tobillo. No es grave. Se curará pronto. Solo necesita circular el qi y descansar.

–No se lo digas a Yu– me suplica.

–Si me das un beso– le señalo la mejilla.

Ella sonríe y me besa. Pero no el la mejilla. Es un largo y húmedo beso.

–Un anticipo– se ríe.

La devuelvo y traigo a Yu.

–¿No es un poco pronto?– se extraña.

–Sí. Pero Yi ha tenido un golpe y la he enviado a descansar. Nada grave. Pero le dolía al caminar– le medio miento.

–¿Está bien?– me mira preocupada.

–Sí, sí, ya te he dicho que no es grave.

–Menos mal– suspira –. Oh, un pequeño río.

–Ves con cuidado– le advierto.

Resbala como su hermana. Pero esta vez estoy a tiempo de cogerla.

–Gracias…– me agradece tímidamente.

–Te he dicho que fueras con cuidado…

–Lo… Lo siento… ¡No se lo digas a Yi!

También se lo prometo. También me besa. No son solo gemelas en apariencia. Estoy tentado de contárselo a las dos. Y burlarme un poco de ellas. Pero cumpliré mi promesa.

Miro a Yi. Está sentada en su habitación. Con los ojos cerrados. Meditando. Shi trabaja el huerto. Aunque vestida. Con las espadas en el ciento. Liang intenta estudiar una técnica de arco. Algo de aplicar qi a las flechas. Ha dicho que se llamaba "Flecha espiritual". El problema es que cierta pequeña felina está despierta. Y quiere jugar. Song practica con la lanza. Además de "Puño de Tigre", está aprendiendo las técnicas básicas del arma. Miro a Yu. Igual de concentrada que su hermana antes.

Seguimos caminando durante más de una hora. Nos miramos. Algo no va bien. Aceleramos el paso. Y lo que sea que nos sigue también acelera. No hemos visto nada. Ni entra en rango de la detección de qi. Pero hay algo.

Corremos. Y, de repente, nos paramos de golpe. Podemos oír el ruido de quien hace lo mismo. Son más de uno. Tres al menos. Envío una señal a las chicas. Las pongo juntas. Y un pañuelo rojo. Que estén preparadas. Yi parece que está recuperada.

De repente, aparecen. Primero tres. Luego el cuarto, cortándonos la retirada. Nos han estado rodeando. Son una especie de simios. De más de dos metros de alto. Bastante anchos y musculosos. Emanan el poder de la etapa siete. Solo uno por debajo de la mía. Pero no podría con tres. Y sería difícil para Yu contra uno.

Envío a Yu de vuelta para informar a todas. A Rui la llamo y la devuelvo. Le acerco ropa y armas. Nuestros atacantes parecen confundidos por la aparición y desaparición. Pero no dudan en acercarse. Poco a poco. Están a cinco metros. El rango máximo de invocar a las chicas. Eso hago.

Rui y Ning contra uno de ellos. Muy nerviosa, Ning crea una barrera. Mientras Rui lo distrae. Es más ágil y decidida de lo que imaginaba. Cuando Ning crea medio escudo, Rui se esconde tras él. El enorme simio ataca el escudo. No resistirá mucho. Pero es suficiente para tenerlo ocupado. Para que Rui se ponga a su espalda y le clave profundamente una daga. Su piel es gruesa, pero la rodilla es un punto débil. Cae al suelo.

Mientras, las gemelas se alternan contra otro. Siempre una buscándole la espalda. Cortándole continuamente. Yi usa qi para parar un golpe. Es un poco tosco y desperdicia mucho qi, pero es suficiente. Deberían aprender alguna técnica de protección. Yu aprovecha para clavar su daga hasta el fondo. Se gira furioso. Y Yi lo ensarta desde atrás. Está en clara desventaja contra las dos.

Song, aunque no puede moverse mucho, lo mantiene a raya con la lanza. Shi aprovecha para atacar desde más cerca. Su técnica "Danza de la garza" es muy efectiva para esquivarlo y distraerlo. La lanza de Song acierta con la técnica básica "Ensartar". Cuando se gira hacia ella, Shi aprovecha.

No están preparados para luchar uno contra dos. Seguramente querían hacerlo al revés. A mí me toca uno. Se ha parado antes de llegar. Así que avanzo hacia él. Me mira. Creo que duda. Una flecha casi se le clava en el ojo. Ha puesto justo la mano. Liang también está aquí. Pero la sacaré si hay el mínimo peligro. Un golpe podría matarla. Puede ayudar para distraer, pero poco más. Es lo que ha hecho.

Le lanzo la lanza después de que pare la flecha con la mano. Es un técnica básica que no domino. Aunque la he practicado un poco con Song. Intenta defenderse y se clava en el brazo. No es muy profundo. Saco otra lanza y ataco a su costado izquierdo. Es ahora su parte más vulnerable. Ha tenido que defenderse de una flecha y una lanza. No le da tiempo a apartarse o bloquear. Y mi poder está por encima del suyo.

Sin apoyo y contra tres, hubiera sido imposible para mí. Ahora, tengo ventaja. La lanza penetra sus defensas y se clava profundamente. También se rompe. Su calidad no es muy buena. Por suerte, tengo más. Saco otra y la empuño contra la enorme mano que intenta golpearme. Otra lanza rota. Otra herida en el simio. Unos cortes para mí.

Cuando está distraído, una flecha le alcanza el ojo. No se clava muy profunda. Pero lo suficiente para hacerle gritar de dolor. Realmente Liang tiene buena puntería. Se tapa contra la siguiente. Y me deja vía libre. Le atravieso el pie. Esta vez no se ha roto la lanza.

Se tambalea y cae. Aprovecho para atacarle con fuerza. Le atravieso el corazón. O eso espero. Cae inerte.

Miro hacia el resto. Liang acaba de disparar al de las gemelas. Aprovechan la distracción para volver a cortar la piel de su enemigo. Aunque creo que no hubiera hecho falta. Parece superado y asustado. Se está desangrando. Se sostiene con las manos. De todas formas, me acerco a ayudar. Mejor evitar problemas. Lo remato. Me han visto venir y le han hecho darme la espalda.

Nos vamos los tres hacia el de Shi y Song. Llegamos tarde. Song sonríe complacida. Con su lanza atravesando el cuello del simio. Tiene la de mejor calidad. Shi la mira sonriendo. Sabe lo que significa para ella. Que pueda hacerlo a pesar de su pierna.

Miramos al de Rui y Ning. Está en el suelo, medio muerto. Intentando defenderse del acoso de Rui. Ning mira asustada. ¿En serio tenía el valor de intentar matarme? Al fijarme un poco más, me doy cuenta de que el simio no parece ver los ataques de Rui. Solo se cubre. Tiene los ojos destrozados. Rui es lo contrario de Ning.

Me acerco y lo remato. Las envío a todas de vuelta. Más de una está magullada. En especial Rui. Guardo los cuerpos. Quizás me sirvan. Uno se lo dejo a Rong para que lo despelleje. No me fiaba de traerla a la batalla.

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Shi se queda conmigo. Por mucho que insisto, dice que está bien. Bueno, ella también insiste por mí. Y le digo lo mismo. Pero no parece que tenga problemas para moverse. Las gemelas y Song están descansando y curándose. También Rui. Shi y yo nos curamos mientras caminamos. No nos podemos permitir quedarnos quietos. Es más lenta la curación. Pero la única opción por ahora.

–Este lugar es peligroso. Pero ha sido una buena experiencia– afirma Shi.

–Supongo que sí. Pero me daba miedo que os pasara algo.

Ella se para y me besa.

–Y a nosotras que te pasara algo a ti. O alguna de las otras. Estamos juntos en esto.

Me la quedo mirando mientras caminamos.

–¿Qué pasa? ¿Tengo algo?– me pregunta un poco extrañada.

–No, es solo que… Eres increíble. Eres la única que puede decir esto– me sincero.

–Deja de coquetear y está atento– protesta.

Pero puedo verla sonreír con algo de timidez. Incluso se sonroja un poco. Es preciosa. Además de inteligente. No sé que haríamos sin ella.