Hace siglos, en un mundo donde los reinos celestiales y demoníacos se entrelazaban, existía un portal secreto que conectaba ambos mundos. Este portal era una puerta de paso entre dos dimensiones, y se decía que solo los seres más poderosos podían atravesarlo. Uno de estos seres era Kurotatsu, un demonio formidable conocido en los reinos demoníacos por su sede insaciable de poder y destrucción.

Kurotatsu había gobernado en el inframundo durante eones, aterrorizando a todas las criaturas con las que se encontraba. Pero su ambición lo llevó a explorar más allá de su propio reino, y cuando descubrió el portal intergaláctico, no pudo resistir la tentación de cruzarlo y expandir su imperio a través de nuevos territorios.

El momento en que Kurotatsu cruzó el portal fue un evento de gran trascendencia. A medida que entraba en el mundo terrestre, la energía espiritual de esta dimensión comenzó a interactuar con su propia naturaleza demoníaca de maneras inesperadas. La semilla de destrucción y el mal que habían definido a Kurotatsu durante tanto tiempo comenzaron a disiparse gradualmente.

Por primera vez, el demonio experimentó emociones humanas como la compasión y la curiosidad. Estaba aturdido por la belleza de este nuevo mundo y la diversidad de vida que lo habitaba. Poco a poco, Kurotatsu comenzó a cuestionar su propia existencia y propósito en este mundo desconocido.

Este cambio en Kurotatsu marcaría el comienzo de una asombrosa transformación. El demonio, una vez sediento de poder y destrucción, se embarcó en una nueva búsqueda, una búsqueda de redención y de un propósito más noble en el mundo terrestre