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Todos los recuerdos recaen lentamente en la mente de la mujer rubia, la cual solamente se sostenía de la pared de dicha tienda, tratando de mitigar la migraña que tiene en estos momentos.
Linilla miro lentamente a la mujer presente, de largos cabellos verdes claros, la cual solamente miraba extrañada lo que le sucede.
—Zelia… —Linilla trataba de mantener su dignidad, pero sinceramente la cabeza le daba vueltas, en verdad quería preguntar ¿Qué es lo que está pasando?
—Parece que es ahora mismo que estas deshaciéndote de las cadenas que te hacen olvidar —comento Zelia con calma mientras se acercaba a Linilla.
Justo en ese momento entro Natsuru con una chica de largos cabellos color rosa chicle, con una construcción levemente robusta, vestida de herrera, la cual tenía una mirada extraña mientras alzaba una ceja.
—¿pueden decirme que está pasando aquí? —pregunta Natsuru extrañado al respecto mientras observaba lo que parecía ser Zelia acosando a Linilla.
Zelia notando el asunto se alarma mucho o más bien se ruboriza de vergüenza mientras trataba de negar cualquier acusación hacia su persona, pero Linilla levanto una mano tratando de detener cualquier malentendido.
—Deténganse ahí, la chica a mi lado no me hizo nada… solo tengo una migraña —afirmo rápidamente mientras trataba de calmar la situación en la zona.
Pero la chica de cabellos rosados, noto algo anormal en todo esto, y eso era toda la energía que parecía desbordarse de Linilla tan de repente, pero esto no era energía espiritual.
Esto definitivamente era anormal.
—Natsuru… tengo que hablar contigo —dijo la mujer mirando de reojo al Duque, el cual simplemente asiente no sin ver de reojo a la chica que conoce demasiado bien.
—Bien, ven con nosotros Elisa —termina comentando Natsuru presentando finalmente a la mujer de nombre, Elisa Han, una mujer herrera la cual era la mejor en esto, la chica de largos cabellos rosas y ropas de herrero solamente sonrió de lado mientras se secaba el sudor de su frente.
—Tú también vendrás con nosotros —dijo el Duque observando a la mujer que solamente asentía levemente, después de todo no puede negarse al Duque de Windey, aun si es una heroína en prueba de otro héroe
El del arco para ser específicos.
Por lo tanto, todos los presentes se retiraron del lugar, aunque el Duque estaba preocupado.
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Linilla, sin aquella migraña que azoto su cabeza, tratando de encajar aquellos recuerdos del futuro o de ¿sus repeticiones? No sabe que decir al respecto, pero algo que está segura al respecto.
La mujer frente a ella, la conoce realmente, largos cabellos verdes claros así como también sus ojos verdes como el jade mismo, una figura despampanante, actualmente usaba un vestido fino pero incluso ella podría observar la daga en el dobladillo de su media alta derecha, por lo que si fuera a atacarla, ella podría defenderse muy fácil.
Además…
«Esta energía similar a la mía pero parece crepitar como un rayo» pensó Linilla observando a la mujer frente a ella, de nombre Zelia Kaminy.
—Linilla, ¿puedes recordar ahora? —pregunto Zelia con una pequeña sonrisa en su rostro mientras trataba de entablar una conversación amistosa.
—apenas se algunas cosas, siento demasiadas lagunas y mi cabeza duele demasiado —respondió Linilla mientras calmaba lentamente su gran migraña, pero fijo su mirada en la chica frente a ella —pero puedo recordarte, Zelia.
Zelia al escuchar aquella noticia, sonreía grandemente llena de felicidad.
—pero… ¿eres una diosa, verdad? —pregunto Linilla mirando con curiosidad a la chica frente a ella, la cual tenía una leve sonrisa en su rostro al escuchar eso.
—¿Curiosa por ello? —la sonrisa salvaje de la chica de cabellos verdes, abrazo completamente a Linilla con un sentimiento de adrenalina, en ese momento energía se reunía en la palma de la mano de Zelia.
Una energía condesada de color verde electrizante, crepitante, se hacía presente en dicha palma de la mano, una gran ventisca aparecía en toda la habitación, haciendo que los ojos de Linilla se abrieran a lo grande.
Sobre todo porque sentía familiaridad con su aura también, como si ella pudiera hacer algo similar.
—Sí, soy una diosa… más específico el de las tormentas —confirmo Zelia mientras dejaba de usar su aura guardándola en lo profundo de su alma, para luego observar a Linilla —y tú eres también una diosa, Linilla.
—¿Yo… una diosa? —pregunto Linilla mientras colocaba su mano empuñada en su pecho, tratando de entender lo que le están diciendo, una parte de ella sentía que lo que decían era en efecto la verdad.
—Así es, para eso… Linilla Erder, necesitas entender sobre la primera diosa de las almas… y sobre los reinicios —hablo Zelia mientras sostenía su taza de té caliente, el reflejo de la mujer peli verde se hacía presente en el líquido del té.
Mientras todo aquello concurría, en la oficina del Duque, estaban tanto Natsuru como Elisa hablando en sus respectivos lugares.
Elisa la cual tenía una mirada levemente indiferente, observo de reojo al Duque para luego dejar la taza en la mesilla cercana, con una mirada seria lo confronta.
—Duque, con todo el respeto… la chica que has traído y de la cual me pides que le haga armas… no tiene ninguna afinidad con la energía espiritual —tajo la mujer mientras colocaba su martillo en sus piernas.
Natsuru solamente asintió al respecto, la chica rubia definitivamente no tiene ninguna afinidad con el prana o algún derivado, podría decirse que ella es la definición total de una lisiada mágica.
Pero…
—ella no es normal —termino por comentar Elisa, haciendo que el Duque entrecerrara los ojos, sabía perfectamente que la mujer frente a él es demasiado afín a la magia y el prana, no por nada puede moldear las armas de los héroes con suma tranquilidad.
—ya lo sé… ella es un caso como Zelia… no, es incluso un caso aún más raro —declaro Natsuru mientras fijaba su mirada en el suelo para luego observar a la mujer —¿sabes perfectamente de la diosa de las almas, verdad?
La mujer de cabellos rosados abre sus ojos a lo grande al entender que la chica puede ser una anomalía… incluso una singularidad.
—sabes… que el imperio de Menchester querrá con todas sus fuerzas traer a su diosa de regreso… ¿verdad? —Elisa estaba sumamente nerviosa, después de todo… el imperio más fuerte del continente, alaba y reza por la venida de la diosa de las almas.
Si Linilla Erder resulta ser la anfitriona de la diosa y se enteran de su trato en Winchester…
Natsuru por otro lado estaba mirando seriamente los documentos en su escritorio, Elisa en ese momento abrió los ojos al conectar los puntos.
—Natsuru… ¿acaso quieres darle el asiento de la Duquesa…? —la pregunta de Elisa, hizo que Natsuru solo alzara su mirada hacia Elisa, completamente serio.
La idea descabellada poco a poco se hacía clara para la Herrera que solamente empezó a abrir los ojos, completamente estupefacta.
—acaso… piensas darle el asiento de la Duquesa y conseguir la alianza con el Imperio Menchester… tu, Natsuru von Windey… ¿acaso piensas rebelarte contra el rey? —ante la última pregunta de Elisa, Natsuru solo la miro de frente.
—Elisa… ¿Qué harás con las armas que te encargue? —desvió apropósito la pregunta de Elisa, la chica solo suspira, no puede hacer nada ante las decisiones del Duque, los aristócratas también están de su lado, probablemente enojados ante los inusualmente altos impuestos y el mal trato de la familia real, es obvio que probablemente se vea una futura rebelión.
—la energía extraña de Linilla es anormalmente fuerte pero no imposible de usar para sus armas, pero he de mencionar que no puedo construir nada nuevo para ella… necesitamos una reliquia —dijo Elisa con calma mientras observaba al Duque —una reliquia de la era de los dioses.
—¿sabes que es casi imposible conseguir una reliquia de la era de la lluvia divina? —Natsuru respondió con una mirada seria mientras se aferraba sus cienes.
—lo sé, pero por ahora no podemos hacer nada con sus armas, ningún hierro en este mundo podrá aguantar el poder divino de Linilla… Zelia fue capaz de encontrar su arma divina por lo que ella podría hacerlo también —comento Elisa con calma mientras fija su mirada en Natsuru —hare todo lo posible en modificar las armas cortas de Linilla pero ten consciencia de que ella necesita su arma divina.
—Entiendo —fue lo único que aclaro Natsuru mientras la dejaba irse, Elisa saliendo de la oficina solamente podía aferrarse a la pared cercana, completamente asustada.
Si en verdad el Duque va a rebelarse contra el rey… esto será un completo caos.
«Linilla Erder, probablemente seas la última singularidad de esta paz en decadencia» pensó seria Elisa mientras se retiraba de la gran mansión con mucho en que pensar.
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Natsuru quedando solo en su escritorio, estaba inusualmente serio, nunca pensó en hacer algo parecido pero tenía todas las pintas de serlo, si llegaba a poner a Linilla como la Duquesa de Windey es con mucha obviedad que con su buen trabajo en las fronteras, ellos le darían el apoyo necesario con tal de tener a su diosa en donde debe estar.
«El Imperio de Menchester» pensó Natsuru, ciertamente el imperio parte de la misma fundación del reino cuando de los cuatro hijos, la que partió disgustada del reino decidió fundar el suyo no tan lejos de Winchester, para probarle a sus antepasados que su camino era el que ellos querían seguir para el futuro del reino Winchester.
Así nació el temprano reino de Menchester, politeísta, empezó a extender su influencia sobre Winchester, bajo su religión que es la diosa de la vida y las almas, una de las 4 diosas que sobrevivieron ante la piedad del dios Multiversal, el monarca humano, Alky Kyline.
Desde entonces bajo la mirada hacia el futuro, avanzaron rápidamente en muchos campos incluyendo la magia, y bajo una alianza con un potencial fuera de este continente, se volvieron un imperio, el más fuerte de todo el continente.
Poco a poco el reino de Winchester empezó a depender del imperio y bajo la destrucción del presupuesto estatal producido por la familia real de Winchester, este mismo reino quedo completamente dependiente.
Bajo las muchas deudas de la familia real con el banco continental, no quedo opciones…
El Duque sabía perfectamente que si no fuera por el ducado, este reino hubiera caído hace tiempo… lo que está haciendo puede interpretarse perfectamente como una rebelión.
Pero…
«Linilla…» aquella chica de cabellos color oro, ojos como el mismo mar y una sensación de seguridad y calma vivida.
No la va a dejar ir tan fácilmente, aun si es considerado como un traidor.
—Tampoco es como que hubiese algo que proteger en este cascaron de reino —dejando esas ideas de lado, Natsuru simplemente siguió con su trabajo, aunque con una leve sonrisa mientras miraba el escritorio a su lado vacío.
«¿Cómo se vería Linilla sentada ahí?» ese pensamiento hizo que Natsuru abriera levemente los ojos mientras se sonrojaba enormemente.
Por otro lado, los demás héroes estaban preparándose para la gran competencia que se iba a realizar para definir a los héroes capacitados reales, pero todos estaban dudosos de algo.
La decisión del Duque de Windey.
Estaban dos señoritas de la nobleza, hablando sobre aquella decisión que tomo el Duque, después de todo traer a una heroína en prueba y hacerla ganar el concurso, es ponerla al mismo nivel de respeto que él.
Es como tratar de decir que esta chica podría ser una candidata para tomar el asiento de la Duquesa.
Y en la familia real, un vaso cayo en el suelo quebrándose en el proceso, una chica rubia pero ese color siendo liso y un vestido pomposo estaba llena de ira, apretando los dientes, si es cierto lo que escucho entonces el Duque no quiere tener nada que ver con la familia real.
—¡Demonios! ¿¡Porque?! ¿Por qué el duque no quiere nada que ver conmigo? —la mujer parecía morderse las uñas de la pura furia y frustración.
Alex, que estaba cerca del lugar y seguía tomando con tranquilidad su te, miraba con desagrado a la chica a su lado.
—Sarasha, debes mantener tu dignidad como princesa —reprendió a quien parece ser su hermana, la cual apretaba los puños de ira.
—¡No lo comprendes, hermano! Tengo que tener al Duque de nuestro lado… si no —con miedo de perder todos sus lujos al perder lo único que los mantiene a flote de la deuda gigantesca de su padre.
Alex simplemente suspiraba —si tan solo fueras interesante para el Duque no estuvieras en este problema… y la única que le pareció interesante no le interesa en lo absoluto nuestro reino.
Sarasha gruñía de ira mientras observaba a la mujer que parecía completamente indiferente en la sala, una pelinegra de ojos rojos la cual simplemente miraba al cielo con una calma espectral.
Para luego suspirar mientras dejaba la taza.
—¿podrías dejar de hablar de mi? —dijo la mujer con calma mientras terminaba de dejar la taza de té, con aquella mirada seria, y un aura espectral.
—Mayasha, por favor… debemos luchar por nuestro reino, no podemos perder al Duque —suplicaba Sarasha con algunas lágrimas en sus ojos color azul cielo.
—Sabes, Sarasha… he estado pensando al respecto —dijo Mayasha mientras acomodaba su cabello con una mirada seria, para luego fulminar a su hermana —pero ya no me interesa preservar este inútil reino…
—Ahora mismo… este reino morirá en el momento en que la singularidad entre al concurso —comento Mayasha con una gran sonrisa arrogante haciendo que la princesa Sarasha y el príncipe Alexander sudaran.
Mayasha simplemente se va retirando del lugar con aquella sonrisa arrogante, mientras un aura gigante de energía oscura se expandía por todo el lugar.