—Nadie puede vernos ahora —dijo Salena Carpenter.
Ethan Smith no pudo evitar sentirse secretamente asombrado en el fondo de su corazón.
No había esperado que el hechizo espacial de Salena fuera tan brillante.
Dado que era así, las acciones de las dos personas se volvieron mucho más convenientes.
Así, Ethan Smith y Salena encontraron un lugar para sentarse un rato, observando tranquilamente el entorno circundante.
Los ojos de Salena estaban ligeramente cerrados, y liberó su sentido divino, cubriendo rápidamente los alrededores.
En menos de un momento, Salena de repente abrió los ojos.
Ella miró a Ethan Smith y susurró:
—Encontré a este Bond Evans.
—¿Tan rápido? —dijo Ethan Smith sorprendido.
—¿Qué pensaste? ¡Es pan comido para mí! —dijo Salena orgullosamente.
—Vamos directamente entonces —dijo Ethan Smith solemnemente.
Los dos no perdieron tiempo, con Salena liderando el camino, dirigiéndose directamente a la ubicación de Bond Evans.