Al ver la vergüenza de Paige, Ethan Smith también se sintió algo incómodo.
Se aclaró la garganta y dijo:
—De verdad lo siento por lo que pasó hoy en el estanque de desechos. No esperaba que... —se cortó al darse cuenta que la había incomodado aún más.
¡Ah!
Al oír esas palabras, la cara de Paige se puso aún más roja. Cubriéndose la cara, corrió hacia el Taller de Refinado de Artefactos.
Al ver esto, Ethan no pudo evitar rascarse la cabeza.
—¿Este chico es realmente tan tímido? —murmuró Ethan en voz baja.
Entonces, siguió a Paige dentro del taller.
Al entrar, fueron recibidos por un hombre de mediana edad. Paige le explicó su propósito y, después de escuchar, el hombre no pudo evitar mirar a Ethan con sorpresa.
—¿Refinar tu cuerpo con llama celestial rojo-púrpura? ¿Estás bromeando? —dijo el hombre, con asombro reflejado en su rostro.
Paige rápidamente explicó:
—Nosotros tampoco lo creíamos al principio, pero lo vimos con nuestros propios ojos. Él realmente puede hacerlo...
