Aun así, Gary Brown seguía sintiendo miedo.
Tomar medidas contra alguien de un estatus mucho más alto que él mismo, para Gary, era sin duda un enorme riesgo.
—Si se descubre, eso... nos costaría nuestras vidas... —la cara de Gary estaba llena de horror.
Benjamin Hill bufó y dijo:
—Para hacer grandes cosas, se deben correr riesgos. Si quieres vivir así por el resto de tu vida, puedes negarte.
Después de terminar, Benjamin volvió la cabeza hacia un lado y ya no dijo nada.
Gary Brown se quedó sentado allí por mucho tiempo sin hablar.
Después de un largo rato, Gary miró a Benjamin y dijo:
—Permíteme pensarlo. Te daré mi respuesta mañana.
—Está bien —Benjamin asintió.
Luego se rió entre dientes y dijo:
—No hay muchas oportunidades en la vida. Mejor piénsalo detenidamente.
—Lo sé —Gary asintió— y luego dejó el bar.
Benjamin sonrió con desdén.
Creía que Gary definitivamente aceptaría.
Porque alguien tan avaricioso como Gary no podría resistirse a la tentación.