El visitante va vestido de blanco, notablemente envejecido, con un aura muy fuerte que emana de él.
¡Esta persona no era otro que Randall Freeman, quien había estado desaparecido durante mucho tiempo!
Con los ojos muy abiertos, una mirada maliciosa en su rostro, Randall miraba fijamente al Señor Eternal como si quisiera devorarlo vivo.
—¿Randall Freeman? —El Señor Eternal se sorprendió algo al verlo.
—Sabía desde el principio que eras un bastardo, y como esperaba, resultaste ser una bestia —dijo Randall Freeman con ira.
—Pensé que estabas muerto. No puedo creer que aún estés vivo. Entonces, ¿quieres que te libere de tu miseria? —El Señor Eternal rió a carcajadas.
—Como maestro de Ethan Smith, es natural que me adelante en su nombre. ¡Maldito perro, he estado deseando partirte la cara desde el momento en que vi a través de tu fachada pretenciosa! —Randall Freeman se burló.
Lleno de palabrotas, la cara del Señor Eternal se volvió desagradable.