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El camino hacia el Bosque de Roca Azul pasaba directamente por la Ciudad Eterna.
Ethan Smith montaba el Águila Divina, volando sobre la Ciudad Eterna.
Contemplar desde arriba, la ciudad rebosaba de risas, y la escena era próspera.
La estructura de toda la ciudad era tan sólida como el oro.
Había varias formaciones dentro de la Ciudad Eterna, y cada formación estaba delineada por el Dao, poseyendo un poder infinito.
Cada individuo que entraba a la Ciudad Eterna tenía una identidad extraordinaria.
Podían ser personas ricas y nobles, o individuos con una fuerza temible.
Ethan Smith miraba hacia abajo a la no tan enorme ciudad y sentía el aura que emanaba de su interior.
Cada hebra de qi era bastante extraordinaria.
—Esta Ciudad Eterna parece una ciudad de felicidad extrema —murmuró suavemente Ethan Smith.
La ciudad parecía muy próspera, pero por alguna razón, Ethan Smith no podía lograr que le gustara.