Su rugido hizo que Ferrand y Masahiro Ono se estremecieran y temblaran de sudor frío.
—¿Por qué no usamos esta arma para hacerlo explotar de nuevo? —sugirió Masahiro Ono.
¡Pa!
—¿Eres un jodido cerdo estúpido?! Ya perdimos la mejor oportunidad. ¿Crees que es posible hacerlo explotar ahora? —Lawrence lo abofeteó haciéndolo caer al suelo y rugió.
Masahiro Ono se cubrió la cara y se levantó del suelo. —Sr. Lawrence, ¡no sé qué hacer! —dijo con tono sollozante.
—Tú… tú…
Lawrence estaba tan enojado que su pecho se agitaba. No sabía cómo insultar a este idiota.
—Sr. Lawrence, ¿por qué no escapamos? —apretó los dientes y dijo Ferrand.
¡Pa!
—¿Tú también eres un cerdo estúpido?! Corre, ¿a dónde va a correr? —Esta vez Lawrence le dio una bofetada a Ferrand, haciendo que él también cayera al suelo.
Ferrand también se cubrió la cara y se levantó. Con cara larga, —Sr. Lawrence, ¡por favor tome una decisión! —dijo.