Justo cuando todos en el Mundo Oscuro estaban prestando atención a este asunto,
en el cielo sobre el Océano Pacífico.
Un destello dorado atravesó el mar de nubes, tan deslumbrante como un meteoro.
Ese destello de luz era Yang Luo.
En este momento, Yang Luo volaba hacia el oeste y aceleraba constantemente. El aire estallaba con estruendos sónicos mientras se dirigía directamente a la Isla de la Cicatriz.
Detrás de él había un barco antiguo que también perseguía a Yang Luo a una velocidad extremadamente rápida. Su velocidad ya había superado la de un jet de combate.
¡Justo cuando el sol estaba a punto de ponerse!
¡Yang Luo finalmente había llegado a la Isla de la Cicatriz!
El resplandor del sol poniente brillaba en el cuerpo de Yang Luo, tiñéndolo de dorado-rojo.
¡Todos en el Inframundo vieron la figura de Yang Luo a través del video!
—¡Estamos aquí! ¡El Emperador Divino ya ha llegado a la Isla de la Cicatriz! —exclamaron algunos.
