En este momento.
En el centro de la plaza.
—¿Cómo es posible? ¿Cómo puede este niño bloquear los ataques de los nueve de nosotros? —algunos de los prodigios exclamaron en shock, incapaces de creer lo que estaban viendo.
—¿Este niño es realmente más fuerte que todos nosotros? ¡Eso es imposible! —Ning Jianfeng apretó los dientes y dijo:
— ¡Todos, no se detengan. Continúen atacando!
—¡De acuerdo! —Qin Zhanhuang y los demás respondieron en estado de shock.
Entonces, Ning Jianfeng y los otros nueve continuaron atacando a Yang Luo ferozmente, queriendo romper su ataque. Sin embargo, no importaba cuántas olas de ataques lanzaran, ¡no podían romper la defensa de Yang Luo en absoluto!
Yang Luo se paró en medio de la plaza y dijo con indiferencia:
—Les he cedido mucho. Ahora es mi turno, ¿verdad?
Antes de que su voz se desvaneciera…
